Toma la calle 03

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ÁGORA: La plaza se Organiza.
Hoy se ha producido un cambio cualitativo, no es que haya más gente (hay mucha más gente), es que la estructura se ha consolidado y mejorado: Las lonas ocupan mucho más espacio, son más fuertes y están bien sujetas, hay diferentes zonas claramente delimitadas, los responsables de las comisiones llevan brazaletes improvisados, hay mucha y mejor información, las maderas y tubos de metal sustituyen a las estructuras de cartones.
Al llegar es lo primero que observo, hay corrillos, muchos corrillos, grupos de personas cantando, dando mítines, elaborando carteles.
Me incorporo al punto de información, el "mostrador" de madera y cartón se va ampliando según pasa la mañana, no se da abasto a recoger firmas, a repartir encuestas y folletos, a informar a todas las personas que , con cariño, con admiración nos dan las gracias, nos expresan su ilusión. El muchacho que colabora junto a mi me dice: esto es impresionante, que ganas había de tener un espacio así, vienen y se desahogan, te cuentan tantas frustraciones, tanto cansancio de no sentirse escuchados, de no sentirse protagonistas...
Un joven deportista en camiseta, tras firmar, se escusa de no poder ayudar más, me dice que ha venido de lejos para conocernos, que está con nosotros, al irse se vuelve y me dice: Soy policía.
Ya hay lavabos portátiles, es la donación de un ciudadano, llegan paquetes y paquetes de fotocopias, algunas tiendas nos las hacen gratis. Una furgoneta reparte un chocolate caliente riquísimo con picatostes, hay comida, bocadillos, agua, fruta, pasteles, todo gratis, todo donaciones. La gente nos quiere, nos siente suyos.
Miro los rostros, hay de todas las edades, de todos los estilos...
Hay tal alud de voluntarios, de donaciones, de espacios y formas de participar que podemos morir de éxito, de caos. La auto-organización, que lucha por mantener su estructura horizontal, democrática y trasparente, tiene un reto fundamental y novedoso, facilitar sin imponer, ir adaptándose a las necesidades y la creciente complejidad sin romper con su identidad. Regular las asambleas para evitar que dos o tres personas acaparen todo el tiempo y los temas, sin romper su espontaneidad,
Que ganas tenían, teníamos, de tener esto... y de pronto me doy cuenta...
Ayer, debatíamos por la noche en grupo, que, o eramos capaces de ir concretando unos puntos en los que centrarnos y que nos permitieran conseguir avances definitivos, o el movimiento se iría diluyendo entre el cansancio y la desilusión.
Los tunecinos y los egipcios lo tenían claro: derrocar al tirano, pero nosotros, ¿hasta cuando ibamos a aguantar allí?, ¿qué es lo que queríamos?, ¿cómo sabríamos que lo habíamos conseguido?.
Yo pensé que era cierto, pero también era cierto que ahora, en esos países, vuelto el pueblo a sus casas y ocupaciones, la política volvía a ser el dominio de los profesionales, y la gente común volvía también al desencanto.
Ahora lo veía claro, el movimiento de los indignados no era solo por la ley electoral, o por el mal ejemplo de muchos políticos actuales, no era solo contra los recortes sociales, el enriquecimiento escandaloso de unos corruptos, no solo contra el poder de los financieros, o la ley de extranjería, es posible que incluso ninguna de estas cuestiones aunasen todas las voluntades.
¿Cual era entonces el hilo común?
Sentirse protagonistas, sentirse pueblo, dueños de nuevo de la palabra, un lugar donde debatir y crear, un lugar donde poder exigir y cambiar su destino.
Y eso es lo importante, al comenzar la asamblea el moderador dijo, esto es un proceso largo, un proceso de crear una nueva forma de debate y acción..
Y eso es lo que se juega en Madrid, en toda España: crear un nuevo poder ciudadano, TOMAR LAS PLAZAS PARA CREAR ÁGORAS LIBRES PARA LOS CIUDADANOS.
Ese es el nuevo reto de esta revolución, quitar el monopolio del poder, de la palabra, de la política a esos "padres de la patria" que parecen muchos de ellos dominados por la egolatría y la prepotencia.
Crear un foro constante de crítica y de presión contra los poderosos.
Hoy Sol es la nueva Ágora.
Hagámosla crecer.
Pepe