Hay historias de personajes anónimos que a poco que la adornen con cierto ritmo y algunos elementos de interés se convierten en lecturas entretenidas que cumplen con el cometido de entretener y por unas horas sólo pensemos en esa lectura. Con el tiempo igual que los videoclubs, será un recuerdo, pero mientras tanto que nos quiten ese rato bien echado.
Titulo: Tomando tierra.
Autora: Patricia Noriega Corral.
Editorial: DONBUK.
Año: 2015.
Páginas: 151 páginas.
Género: Narrativa contemporánea.
ISBN: 978-84-94390111
Precio: 13,99 euros.
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Sinopsis:
Julen ha perdido el rumbo de su vida sumido en la comodidad que le proporciona su negocio y ha visto como todos sus sueños se han desvanecido y han dado paso a la monotonía.Una monotonía que se verá rota por un fin de semana de juerga y descontrol que el protagonista tratará de reconstruir después en su cabeza, como si se tratara de un puzzle al que le faltan varias piezas que no consigue encajar.
Imágenes y recuerdos que se entremezclan en un confuso caos. Pero los actos tiene consecuencias y Julen se verá envuelto en una cadena de sucesos que le llevarán a límites insospechados y le harán replantearse el significado de la vida.
(sinopsis facilitada por la editorial)
Autora:
Patricia Noriega Corral (Valladolid, 1977), Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Salamanca actualmente reside en Menorca, ha compaginado su interés por los viajes y la escritura con diversos estudios y trabajos.
Comenzó escribiendo poesía, ha escrito varios relatos y las ganas de experimentar le han llevado a sumergirse en el mundo de la novela. Tomando Tierra (2007) es su segunda obra. Actualmente trabaja en su cuarta novela.
Impresiones:
Empezar una historia con gancho, que sea capaz de atrapar cuanto antes al lector es clave en los comienzos de cualquier libro que se precie, de no ser desechado por lectores exigentes a las primeras de cambio. Tomando Tierra, de la mano de Patricia Noriega cumple con la regla, y en los primeros compases de su historia nos presentara a un protagonista que gusta. Un poco bala perdida pero noble en el fondo, que cae simpático rápidamente, y el hecho de que sea tan desastre le confiere ese estereotipo de personaje típico de novela del que uno se encariña a pesar de que no desearía nunca estar en su pellejo. Junto a él, un elenco de secundarios que cumplen pero que no tendrán un papel muy decisivo puesto que Julen será el alma mater de todo el libro.Me ha gustado como la autora ha conseguido engancharme desde el principio al libro y en parte debido a sus 151 páginas me ha durado un par de tardes. Otras razones para el buen rato que he pasado con esta lectura son unas pinceladas de disparate, algo de misterio que en pequeñas dosis y salpicando escenas de la historia, nos mostrara un camino que invita a seguir al lector en pos de descubrir que le ha pasado a nuestro protagonista en ese fin de semana loco del que nada recuerda y que le ha metido en un verdadero apuro.Una historia sencilla (cuando digo esto es porque no esperéis una trama compleja de novela nórdica), con momentos cómicos que mezclado con un ritmo frenético en muchos momentos, ayuda a acentuar esa sensación de caos que sufre Julen en su cabeza, tratando de recordar esas horas que ha dejado atrás y que en su mente aparecen en blanco. Con continuos saltos temporales entre el presente y el pasado, el lector va recomponiendo ese puzle que son los fragmentos de vida de Julen y que servirán para comprender el conjunto de la historia. Qué significa esto, que las ganas de leer se hacen más necesarias a medida que vamos avanzando en el libro para saciar esa curiosidad que la autora logra transmitir..Si con algo me quedo y es por lo que más me ha merecido la pena leer este libro es porque sin currarselo mucho y con pequeñas historias sencillas contadas a través de la vida de sus personajes me he parado a pensar en algo que tienen en común todos los personajes y que merece la pena ser contado en estas líneas y es que pase lo que pase todo el mundo puede disponer de una segunda oportunidad para vivir su vida y que cuando todo se hace cuesta arriba puede, quien sabe si tal vez al doblar la siguiente curva todo vaya en línea recta y sobre ruedas.“Te preguntas en qué momento se pierde el rumbo de la vida, en qué momento dejamos de ser actores para pasar a ocupar la butaca del espectador anónimo: el que nunca sufre, el que nunca se implica, el que vive a medias. Por qué se convierten los sueños en utopías y por qué nadie se queja.” (Página 43).Como veis hay momentazos en la novela, situaciones en las que recapacitar y si bien hay aspectos que pueden pulirse mejor como diálogos demasiado típicos que rompen la armonía de una historia bien contada, ha sido todo un placer volver a una época donde los videoclubs eran lugares de peregrinaje y fumar en los bares algo cotidiano y normal.
Para aquellos que se atrevan con un libro que en estas fechas puede ser ideal para descansar con el bajo una sombrilla comentarles que al final de ese vertiginoso viaje en el que Patricia nos invita aunque parezca ciertamente previsible en algunos aspectos, la autora logró cortarme la respiración.
Revista Cultura y Ocio
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