Si nos atenemos al Reglamento de Agricultura Ecológica, parece que las palabras tomate ecológico tienen su sentido, pero si somos de los que nos paramos a analizar las cosas y filtramos toda la información y afirmaciones que nos llegan, podemos concluir que no.
De entre todo el vademécum de recetas y pócimas preventivas, por cierto, muy válidas, resalta el caldo bordelés, el cual se utiliza con alegría y mesura por la gran mayoría de los horticultores ecológicos, sin apenas valoración y reflexión, simplemente es utilizado por que el reglamento lo admite.
Debiéramos de interesarnos por los efectos secundarios que producen nuestras recetas y ensayos, por muy naturales que sean.
Es más, incluso los estudios de los científicos más alejados de la horticultura ecológica nos alertan de la utilización del caldo bordelés, a propósito del riesgo existente para poblaciones de bacterias fijadoras del nitrógeno de vida libre( Azotobacter, Clostridium) y para las fijadoras de vida simbiótica( Rhizobium).
No nos engañemos, el tomate y otros de su familia( pimiento, patata) son variedades foráneas que aún llevando con nosotros, en Europa, 400 años, su coexistencia sigue resultando un tanto difícil; anualmente observamos que su vida está llena de problemas y enfermedades, no es feliz, y para prosperar con éxito necesita demasiados cuidados y la mayor parte de las veces poco acertados.
Yo, como todo hijo de vecino disfruto como el que más con una ensaladita de lechuga y tomate o simplemente dándome una vuelta por mis tomateras y degustándolos cada mañana con una pizca de sal. Para disfrutarlos de la forma más natural posible y auténticamente ecológicos os propongo una forma sencilla, barata y natural, que os despejará dudas y quizá la planta consiga cierta felicidad y sigáis cosechando tomates hasta octubre.
Os invito a la reflexión con este "link": https://estafaecologica.wordpress.com/
Nos vemos en otra.
Ion