Revista Cultura y Ocio
Título: Tombquest Autor: Michael NorthropPáginas: 187Editorial: Puck
Una puerta al más allá acaba de abrirse después de siglos... La magia del antiguo Egipto ha vuelto a la vida. Solo un antiguo encantamiento puede salvar la vida de Álex. Pero utilizarlo entraña un gran peligro. Porque esos antiguos hechizos podrían despertar a cinco monstruos del antiguo Egipto: los Caminantes de la Muerte. No están muertos pero tampoco están vivos. Llevan tres mil años tramando su venganza. ¡Y están entre nosotros!
¡Hola!¿Cómo están? ¿Qué libro leen en estos momentos? Déjenme contarles un poquito sobre esta lectura. Me encuentro algo feliz, porque cada vez me siento un poco menos presionada con mis lecturas. Estoy de vacaciones y digamos que entro de nuevo como en una semana, aproximadamente en 10 días, así que aún tengo tiempo y espero leer como mínimo unos tres libros más.
El libro está narrado en tercera persona, pero el personaje central es Álex Sennefer, un chico con problemas de salud cuyo origen los doctores no han logrado descifrar, y tampoco se sabe qué podrán ser estos pinchazos de dolor por todo el cuerpo que arrastran al pobre niño al borde del acantilado de la muerte.
Así pues, ahora viene la parte en donde la cultura egipcia toma un papel importantísimo en esta historia. La madre de Álex trabaja en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, especializada en la zona de la Cultura Egipcia, por lo que está muy familiarizada con las curiosas tradiciones y creencias de los habitantes del antiguo Egipto. Álex no llegó a conocer a su padre, aunque lo único que llega a saber es que fue egipcio también.
Cada escena de este libro me hizo recordar a Una Noche en el Museo, sé que es algo predecible pero a fin de cuentas así fue. También pude sentir ese...pavor ante distintos personajes y sucesos, que literalmente me hicieron mirar hacia atrás porque sentía que algo me esperaba mirando, o quizá sintiera una respiración pestilente justo en mi cuello y...
(Aún después de muchos años de ver esta película, me está costando mantener la vista fija en la imagen, así que...no me culpen...)
La nueva novedad en el museo son unos papiros muy valiosos de la época antigua, llamados Los Conjuros Perdidos, que al mismo tiempo son buscados por La Orden, un grupo de Caminantes de la Muerte que buscan revivir a...un Señor Supremo, si es que puede llamársele así. Pero claro, que antes ellos tienen que ser traídos del otro mundo para poder realizar esta acción.
Y como siempre debe de haber un conflicto que desencadene la trama, la curiosa enfermedad (o como quieran llamarle) de Álex pone a prueba su vida, por lo que su madre se ve obligada a tomar medidas que, a su vez van a desencadenar muchas consecuencias graves.
Me abrumó el coraje y la valentía del pequeño Álex, al enfrentar su miedo y decidirse por cumplir su objetivo. Al mismo tiempo siento un poco de lástima por Ren (la mejor amiga del chico), ya que se esfuerza por comprender la historia Egipcia y al fracasar se siente frustada. Siento su frustración al querer ser de utilidad en las dificultades del camino de esta emocionante historia.
Es un libro bastante entretenido, yo tardé como una semana en leerlo porque no tengo mucho tiempo disponible y como ya salí de vacaciones, decidí terminarlo y en menos de dos días...aquí me tienen. Sin embargo, yo sé que si ustedes se animan a leerlo van a tardar mucho menos.
No puedo expresar con palabras lo que éste libro me hizo sentir, pero les garantizo que me hizo sentir bastante miedo con los chacales con cuerpo de humano y las momias, fue algo...espeluznante sin duda alguna.
Espero poder leer más de este autor, pues sin duda me dejó con ganas de más, PERO el final simplemente sigo sin superarlo. Es decir, ¡ese final no puede ser! Y no quiero dar spoiler, pero sinceramente no me gustó NADA ese final, me pareció bastante decepcionante, aunque la cosa va a ponerse mucho más buena en el segundo (o al menos eso espero).
Es una escritura bastante sencilla y fácil para la comprensión de los niños, y se lee de un sentón.
4/5(por el final)
L o n d r es .