Hay dibujitos buenos y de los otros. Podía encantarte G.I. Joe cuando eras chico, o incluso Los Ositos Cariñosos, pero claramente son obras que no resistieron bien el paso del tiempo. Tramas sin sentido, personajes aburridos, música simplona y una estética carente de creatividad fueron la materia prima de la animación más barata (en el peor sentido de la palabra), producida exclusivamente para vender merchandising durante los ’80 y ‘90.
Por suerte la época oscura ha finalizado y hoy podemos hablar de otra cosa. Historias delirantes, referencias a la cultura popular, personajes carismáticos y música digna de conciertos en vivo. Además de buenos guiones, con diálogos que podrías haber visto en las mejores temporadas de Los Simpsons, dilemas cotidianos alla Seinfeld y, ya que estamos, algún que otro comentario político sobre el capitalismo.
1) Un show más. Sin dudas la más hype de la lista, con guiños a bandas de rock, series de culto, personajes del mundo de la moda y referencias al showbiz. Con un trazo, estilo y montaje que sabe ser hilarante en sí mismo, es una de las mejores series de la década.
2) Hora de Aventura. Transcurre en un futuro post apocalíptico en el que sólo un niño humano sobrevivió (Finn), gracias a que los padres de un perro mágico que puede estirarse o encogerse a voluntad (Jake) lo cuidaron cuando era bebé. Ahora Finn y Jake viven en una casa-árbol junto al Reino de O, una ciudad hecha de caramelo y habitada por postres, gobernada por una joven científica, la estadista Dulce Princesa. Como verán, no falta lisergia en esta serie, que puede pasar de los escenarios más tiernos y azucarados a los más espeluznantes, con infiernos, princesas- cadáver y zombies incluidos. Estética sólida, influencias del animé y una solvencia gráfica que hay que celebrar. El doblaje de las voces es uno de los más divertidos y bien logrados que vimos en toda Latinoamérica desde que existe la TV.
3) Gravity Falls. Si alguien dijera que mezclando Twin Peaks con Scooby Doo, más algo de Julio Verne con Los expedientes X , Disney (sí, es de Disney) sacaría algo decente, seguramente no lo creeríamos. Bueno, bienvenidos a lo inexplicable, porque eso es lo que pasó con Gravity Falls. Situada en el ficticio pueblito de Oregon que da nombre a la serie , trata sobre el verano que los mellizos Dipper y Mabel pasan junto a su tío Stan, un comerciante de bajísimos criterios éticos. El problema es que en Gravity Falls pasan cosas raras (viajes en el tiempo, clones, gnomos, minotauros, alfombras que intercambian mentes con cuerpos, etcétera) y las que iban a ser unas aburridas vacaciones en el campo terminan siendo un festival de misterios paranormales. Destacable la continuidad e ilación de los capítulos, los buenos remates de los diálogos, el dibujo trabajado que no deja al azar los fondos, y la honestidad brutal de los personajes.
4) El increíble mundo de Gumball. Gumball tiene doce años, vive con su hermana menor Anais, su madre Nicole y su padre Richard. Que Gumball y Nicole sean gatos de color azul y Anais y Richard unos conejos rosados es anecdótico; es la única serie de este Top 5 que tiene como protagonista a una familia tipo. Eso si consideramos típica a una familia de nuestros días, es decir, objetivamente disfuncional, con hijos más maduros que los padres y acechada por todo tipo de problemas económicos. Notable el collage con fotos, objetos reales, dibujos a mano alzada y animación. Richard tiene mucho de Homero Simpson, pero la mezcla de personajes insólitos en el barrio y en la escuela (una banana hecha en 3D, una tostada fotografiada, un globo con ojitos, una nube hippie, un tiranosaurio, una araña de 8 bits) es irrepetible.
5) Bob Esponja. Una de las primeras series animadas en incluir temas (y problemas) de los adultos en los dibujos para chicos. La candidez y el empeño que Bob pone en su empleo, los delirios de grandeza artística de Calamardo , la obsesión por el lucro de Don Cangrejo, son facetas que conectan a los personajes con los sinsabores de la vida adulta, sin por eso dejar de ser divertidos. Con muy buena música (hubo episodios donde sonaron Mötorhead y The Flaming Lips, y colaboraciones de David Bowie) y un escenario original, Bob Esponja nos hizo ver la animación con otros ojos. Y hasta dio nombre a un ser vivo, el Spongiforma squarepantsii descubierto en 2011.
2014-07-22 Pilar Martínez