Existe una larga lista de tópicos sobre la falta de tiempo o sobre nuestra baja productividad; muchos de ellos, se oyen constantemente, y todos hacen buena una máxima que he leído en alguna parte y que dice: Lo malo de buscar excusas es que siempre las encuentras.
La primera gran frase:
‘No tengo tiempo para…’, pues sí, es normal, porque el tiempo es un recurso finito y muy a pesar nuestro, generalmente queremos hacer más cosas de las que podemos. La priorización es clave, ya que, en realidad, decir ‘No tengo tiempo para’ una cosa, significa que estás priorizando otra. Siempre que decides hacer una cosa, estás sacrificando otra.
Seguimos:
‘Pararse y planificar es perder el tiempo…’, ya sé cómo va todo, no hace falta encerrarme diez minutos para enfocarlo, tiremos adelante y ya veremos sobre la marcha…¿os suena?
‘Planificar es imposible, siempre surgen imprevistos…’, pues planifica de manera real, teniendo en cuenta el flujo habitual de tu vida diaria. Si tienes tu día y tus tareas organizadas y correctamente dimensionadas, tendrás más margen para hacer frente a los imprevistos.
‘Tardo menos en hacerlo que en delegarlo…’, y cuando la persona en la que delegas sea autónoma, recuperarás la inversión con creces, ¿no?
‘A cuantas más horas le ponga a la jornada, mejor…’, no debemos confundir actividad con productividad, nuestra atención se debe centrar en los resultados.
Lamentarse no sirve para nada, y repetir estas frases no es una excepción, ni van a hacer que el día tenga más horas, ni que tu lista de tareas se haga más pequeña.
Siento decírtelo, pero desde el principio hasta el final, que obtengas los resultados que pretendes, es tu responsabilidad. Para conseguir algo, es determinante tu actitud frente los retos, así que no te dejes llevar por los tópicos, cuestiónatelos e evítalos.
photo credit: Mind your step – Museum Station, Sydney via photopin (license)
Post relacionados:
- 8 consejos productivos para una vida mas feliz
- Un par de tópicos que romper para ser más productivo
- Las principales distracciones en la oficina