Antes de Toro
Venga, un poco de Luis Tósar para elevar mi media en mi filmaffinity, una apuesta segura, y a pesar que Mario Casas me parece un chaval con un registro limitado (en Mi Gran Noche me encantó haciendo de gilipollas, lo clava el cabrón), Toro se me antoja un thriller apetecible y atractivo.
Después de Toro
Y luego está José Sacristán, que su sola presencia corta la respiración. El tipo es un crack, es el puto amo mafioso con una legión de followers kinkis, y prefiere ensuciarse él mismo las manos. Con dos cojones, joder, un hombre de los que ya no quedan.
Qué decir de Tosar, que como siempre, clava sus actuaciones, esta vez, su personaje es poco más que una excusa para alzar la figura del héroe de Mario Casas, papel de superhombre en el que se encuentra encasillado.
Las escenas son tan visualmente brutales que las imágenes hablan más que los actores, es una película jodidamente expresiva, que te puede calzar dos hostias y ni te has enterado hasta que empieza a escocer. Y vaya si escuece, joder.
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