El deshielo del Ártico podría provocar la emisión de metano, un gas atrapado en el fondo del mar que resultaría más nocivo que el dióxido de carbono. La solución a este problema ha sido planteada por un eminente ingeniero británico, el pionero en energía undimotriz Stephen Salter, que propone ubicar torres refrigeradoras en determinadas zonas que ayuden a bajar la temperatura de esa región. Aunque su idea inicial era poner las torres sobre barcos, ha presentado una propuesta sobre tierra.
La idea es refrescar el ambiente mediante el "blanqueo de las nubes", es decir, emitir gotitas de agua salada que hagan que sean más blancas y que reflejen mejor los rayos del Sol, un efecto parecido al que causa la erupción de un volcán.
La idea original era enfriar las nubes desde barcos
çDeshielo en el Ártico
El ingeniero defiende que "ninguno de los riesgos potenciales de las torres es tan malo como la liberación de metano. Lo que estamos intentando es devolver las temperaturas y la cubierta de hielo a los niveles en los que solían estar, mediante materiales que ya están ahí en grandes cantidades pero en tamaños diferentes".
Burbujas de metano en el océano Ártico
En 2011, las regiones del Ártico registraron las temperaturas más altas de los últimos cincuenta años: entre tres y cuatro grados por encima de la media anual, según datos del Instituto de Investigaciones del Ártico y la Antártida. Más preocupante es la reducción que ha sufrido la masa total de los hielos que en la actualidad es del 55 % en comparación con el promedio registrado en los años 80 y 90 del siglo pasado.
Los lugares más apropiados para su construcción serían las islas Feroe (en el Atlántico Norte, entre Escocia, Noruega e Islandia) y el estrecho de Bering, entre Siberia y Alaska.
Estrecho de Bering