- 2 barras de pan
- 600 ml. de leche
- 2 sobres de azúcar avainillado (cada uno de ellos de 8 gramos)
- 4 huevos
- 1 cucharadita de esencia de vainilla (utilicé la medida de una cucharilla de café)
- Azúcar
- Canela en polvo
- Helado de vainilla
- 25 gramos de chocolate con leche rallado
- Aceite de oliva para freír las torrijas
Cortamos las dos barras de pan en rodajas no demasiado gruesas. En un plato hondo o bol echamos la leche, le incorporamos el azúcar avainillado y la esencia de vainilla y removemos bien. Las proporciones que yo usé fueron 1 sobre de azúcar avainillado y media cucharadita de las de café de esencia de vainilla por cada 300 ml. de leche que necesitemos. Poco a poco vamos mojando en la leche cada una de las rodajas de pan, impregnándolas bien por ambos lados. Batimos los huevos en otro plato y, una vez impregnado en leche, pasamos la rodaja de pan por el huevo. Ponemos el aceite de oliva en una sartén al fuego y, cuando esté caliente, freímos las torrijas, dorándolas por ambas caras. ¡Es increíble el olorcito que desprenden cuando las estamos friendo!. Después, al retirarlas del fuego es conveniente ponerlas sobre papel de cocina, para que se escurra el exceso de aceite. Una vez frías, las espolvoreamos con azúcar (del normal) y un poco de canela en polvo.
Ya en el momento de servir, le ponemos por encima un poco de helado de vainilla y las espolvoreamos con chocolate rallado.