Las hice con un fin, era el santo de mi madre y de un compi de trabajo al que le encantan los dulces. Mi madre, que es de las que no les gusta recibir regalos porque dice que tiene de todo y que no tiene espacio disfrutó como una enana, porque los dulces, sobre todo si se trata de cositas clásicas son su perdición. Y bueno, con el compañero, lo voy a obviar, de desagradecidos está el mundo lleno (total si a él le pareció mejor traer una botella de sidra el gaitero para 20 para celebrarlo, pues ya está, para él la perra gorda..., total, pa una vez que trae algo).
Al resto de mis compis de trabajo les encantaron porque dejan un regustillo diferente y no quedaron nada empalagosas con el cambio de sirope de caña de azúcar en vez de miel. Así que ahí os dejo la receta por si os apetece probar algo nuevo.
Ingredientes:
* 2 tazas de leche.
* 4 bolsitas de té Chai.
* Cáscara de limón.
* Rama de canela.
* 1 taza de crema de coco.
* 4 cucharadas de Baileys.
* 2 huevos.
* Aceite vegetal para freír.
* Sirope de azúcar de caña, para rociar.
Preparación:
- Por un lado calentamos la leche con las bolsitas de té Chai, la rama de canela y la cáscara de limón hasta que hierva. Una vez infusionada la leche retiramos del fuego y dejamos enfriar.
- Una vez esté frío agregamos la crema de coco y mezclamos bien, que quede todo bien integrado.
- En otro bol batimos los huevos.
- Vamos pasando las rebanadas de pan primero por la mezcla de leche y crema de coco y después las mojamos en el huevo y cuando el aceite esté bien caliente las freímos a fuego medio-alto hasta que estén bien doraditas.
- Las pasamos a un plato con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite y aún calentitas las rociamos con el sirope de azúcar de caña.