Totum Revolutum: La carroza de oro y La pradera sangrienta en Cinearchivo frente a Black Angel 2 para Ultramundo
Publicado el 04 mayo 2011 por Esbilla
Pues eso, una recopilación acelerada de la serie de colaboraciones mensuales que se centran por un lado en las novedades en DVD para Cinearchivo, en esta ocasión uno sensualista y mágico film de Jean Renoir como La carroza de oro y la repesca de otro western barato de Lesley Selander, la simpática La pradera sangrienta, y por el otro en la prolongación para los amigos del Ultramundo del interesante díptico Black Angel de Takashi Ishii:
La Carroza de oro:
“(…) Cuando Renoir abre La carroza de oro introduciéndonos en el proscenio de un teatro y descorriendo las cortinas del espectáculo ya nos deja claro la comentada naturaleza farsesca de todo el asunto, de fantasía juguetona y liviana, que no vacía, todo lo contrario, que va a presidir esta maravillosa apropiación de los temas y estéticas de la Commedia dell’arte fusionados con sus propias preocupaciones artístico-vitales. La representación como modo de vida, la necesidad de la fantasía y la alegría, la melancolía y el amor imposible se mueven al ritmo del vodevil exuberante de color y plasticidad (la larga secuencia de la reunión del virrey con sus consejeros para decidir el destino de la carroza de oro prometida a Camilla tienen un aire inequívocamente Lubitsch) en un conjunto de apariencia libérrimo donde la puesta escena improvisada (en apariencia improvisada) tan típica del director se mueve al ritmo de la magnética pulsión escénica de su personaje/personalidad central. Todo el film está a disposición de la energía de una actriz tan desbordante, indoblegable y expresiva como Anna Magnani que a través de su transmutación en Colombina/Camilla domina el espacio escénico y arrastra con ella el ritmo del film al completo.(…)”continuar
La pradera sangrienta:
“(…)como es la de la legitimación de la violencia (en un momento Hayden llega a quitarse la estrella para hacerle frente y Scott no deja de hacerle notar que no es más que un asesino escudado tras un placa), pero desde luego esa no era una preocupación en la que profundizar, solo un elemento para dar cierto espesor y dramatismo a los personajes dentro de una propuesta que es puro y duro entretenimiento sin complicaciones, donde lo más rescatable del conjunto hay que buscarlo en esa atención al detalle físico que es rasgo distintivo del seco sentido del cine del director. Algo presente con fuerza variable, en un conjunto resuelto por Selander de modo poco inspirado. Quedan algunos buenos diálogos, algunos buenos planos y alguna secuencia resulta con cierta energía (la tensión del asesinato que abre el film o el tiroteo en la posta de caballos) dentro de una película presidida por esa inimitable economía narrativa prototípica del cine americano «B» capaz de ennoblecer hasta el material más de derribo.•”continuar
Black Angel 2:
“(…) Esta decisión provoca los contraste más estimulantes del film entre la acción principal, todavía más estilizada que en el original -incluso en el vestuario de la protagonista, un auténtico uniforme de justiciera con alguna similitud de más a los que lucía Carrie Anne Moss en Matrix pero también con toque distintivos como esa falda abierta hasta la cadera- y la secundaria, de una sordidez crepitante y brutal. Con el agónico corolario de la vistita a la sauna prostíbulo en busca de un arma, que deriva en una secuencia insoportable de violación (a manos del genial Susumu Terajima, presencia indisociable del cine de Takeshi Kitano) y posterior ejecución. Resulta toda ella con una sequedad ejemplar que es la que domina la puesta en escena de toda la película, aunque Ishii no perdona su particular querencia por el uso expresivo de los azules y anaranjados de neón y en algún momento se enfanga en largas pausas de irritante esteticismo. Por ejemplo toda la parte que da cuenta de la convalecencia de Mayo o sus devaneos alcohólico-alucinados durante los cuales se plantean soluciones oníricas un tanto confusas y que nuevamente enlazan al personaje con su precedente, dentro de una interesante lógica del legado, de ese recoger el manto tan típico de la dramaturgia del cómic y también perfectamente coherente con lo arriba expuesto en torno a la naturaleza de “variación” que presenta este film y que ya había practicado el cineasta en las previas Gonin 1 y 2.
Black Angel 2 funciona entonces con total autonomía argumental y estética con respecto a su predecesora pero dentro de estas coordenadas delimitadas con elegancia y la supera gracias a manejar un menor número de elementos y hacerlo, además, de un modo mucho más sólido. El contraste se reduce a los dos elementos sustanciados arriba (abstracción/verismo) que se extiende desde el argumento, es decir las soluciones dramáticas (o melodramáticas por que el film participa con entusiasmo del desafuero y el desgarro del género) alrededor de un encadenado de tragedias personales, amores imposibles y pasados arrastrados todos marcados por la violencia, hasta la mucho más directa formulación de la violencia. Ishii usa mucho menos el montaje aquí, lo cual no significa que prescinda de ralentís, congelados o incluso un frenético prólogo “fukasakiano” cámara en mano, pero si privilegia la planificación clásica del cine violento japonés: ligeros contrapicados, planos fijos y tomas largas frontales que recogen la contundencia de la acción física y aprovechan las posibilidades del espacio (el espléndido tiroteo casi cuerpo a cuerpo en la habitación donde deberían hacerle el pago a Mayo o la cruda pelea en el hospital).(…)”continuar