Francia y Estados Unidos se cruzan de manera inédita en Tournée del actor (ahora también director y guionista) Mathieu Amalric. En términos hollywoodenses, podríamos explicar la condición inusual de este encuentro por el perfil “perdedor” de sus protagonistas: por un lado tenemos a un productor televisivo expulsado del star system galo (como todo país, Francia también cuenta con su propio star system); por otro lado tenemos a las chicas del new burlesque alejadas del prototipo de belleza y espectáculo que impone la industria made in USA del entretenimiento pop. Por si esto fuera poco, ni New York ni Los Ángeles, ni París ni Cannes forman parte del itinerario de la gira en cuestión (la ciudad de las luces aparece apenas mencionada como destino deseado pero fallido).
Desde este punto de vista, Tournée retrata una convivencia bicultural ajena a los parámetros del éxito que vende la globalización y a los dictámenes glamorosos del show business primermundista. De ahí la versatilidad que expresa, a diferencia de otros musicales de factura internacional como el novelado Moulin Rouge! y el esperpéntico Nine.
Amalric retrata roces típicos en los vínculos franco-americanos. Por ejemplo, las ganas de ellas de llamar a Joachim “frog” (sustantivo despectivo que los estadounidenses usan para referirse a los galos) detrás del apodo “grenouille” y de la metáfora de la rana (nunca sapo) que se convierte en príncipe. Por ejemplo, la contestación del protagonista cuando las chicas le recuerdan que el show es de ellas: “sí -reconoce- pero estamos en mi país”.
Dicho esto, el sentimiento de pertenencia nacional o territorial es menos fuerte que aquél de orfandad. De ahí que la troupe involucrada en esta gira conforme una familia y un hogar según la tradición circense y teatral.
Tournée propone entonces un homenaje a las criaturas del espectáculo nocturno que encuentran escenarios disponibles en ciudades de provincia, público entusiasta como la cajera de supermercado que aprende las coreografías para hacerle un show privado a su marido, y descanso/recreación (con suerte, algo de silencio) en hoteles tres estrellas. El tributo se concentra en el tipo de mujer sufrida y a la vez aguerrida que representan Mimi Le Meaux, Kitten on the Keys, Dirty Martini, Julie Atlas Muz y Evie Lovelle.
[Un pequeño dato sugerente en relación con esta reivindicación feminista: el apellido del mencionado Joachim (que interpreta el actor/director) es Zand, casualmente el mismo de la madre del susodicho en la vida real.]
Algunos espectadores encontrarán algo excesivas las casi dos horas que dura el film estrenado el jueves pasado. Otros preferirán un documental sobre el new burlesque antes que una propuesta a medio camino entre la road movie y el musical. Reparos al margen, sólo unos pocos se negarán a celebrar este primer paso del polifacético Amalric como realizador.