Revista Viajes

Trabajando por alojamiento en Melaka

Por Pilag6 @pilag6

¿Cómo describir las sensaciones que nos dejó ? Es muy difícil explicar con palabras todo lo que vivimos en este país que nos supo albergar y cuidar por casi dos meses. Muchas cosas pasaron en ese tiempo. Muchas cosas buenas, excelentes y extraordinarias. Porque Malasia se ganó un lugar privilegiado en nuestros corazones y se convirtió en uno de nuestros países preferidos. Pero todo comenzó en Melaka, la primer ciudad que visitamos, donde nos quedamos 20 días trabajando por alojamiento en un Hostel. Allí comienza este romance.

Trabajando por alojamiento en Melaka

Luego de nuestro viaje de un mes por China y un descanso de una semana en Singapur, decidimos entrar en Malasia. Estábamos muy ansiosos de visitar este país ya que nos encontraríamos con muchos amigos que fuimos conociendo mientras vivíamos en Nueva Zelanda y nos estaban esperando para recibirnos en Kuala Lumpur, en Ipoh y en Penang. Pero antes teníamos un mes para recorrer por nuestra cuenta.

Laura había enviado algunos correos electrónicos a varios hostales ofreciendo nuestros servicios a cambio de alojamiento. Nos habían respondido de dos hostels de Melaka. Uno nos ofrecía un alojamiento y tres comidas al día a cambio de trabajar como consultores administrativos creando un plan de negocios para inversores. El otro nos ofrecía alojamiento y desayuno a cambio de trabajar en la recepción. Elegimos el segundo porque andábamos buscando algo donde no tengamos que pensar mucho así nos dedicábamos a escribir y ponernos al día con el mundo digital que tanto se nos había retrasado.

En fin, el Hostel elegido fue Ringo's Foyer ubicado en ChinaTown. Howard, su dueño, nos estaba esperando con los brazos abiertos para que le ayudemos. Nos dio una pieza, nos enseñó lo básico del trabajo y nos dejó encargados del Hostel porque él se encontraba muy ocupado atendiendo a su mujer que estaba por dar a luz a su primogénito. ¿Quién te ha visto y quién te ve? Encargados de un Hostel desde el primer día. Menuda responsabilidad.

Trabajando por alojamiento en Melaka

Aceptamos el compromiso y nos pusimos a trabajar con todas nuestras ganas. Era un nuevo desafío en nuestras vidas y no lo íbamos a desaprovechar. Con nosotros también estaba Florian, un chico francés que había llegado un día antes. Nos dividimos las tareas y los horarios. Cuatro horas cada uno con horarios rotativos todos los días y empezamos a disfrutar lo que serían veinte hermosos días en una ciudad muy amistosa.

El primer sábado organizamos una barbacoa para todos los huéspedes. Compramos hamburguesas, salchichas y verduras y las cocinamos en la parrilla que está en la azotea. Pusimos música y preparamos unos tragos. Fue una noche muy linda que pasamos con gente de diferentes partes del mundo. Yo me llevé todos los aplausos porque fui el asador encargado y a Laura le rindieron homenaje porque fue la bartender autorizada para emborrachar a los invitados.

Trabajando por alojamiento en Melaka
Trabajando por alojamiento en Melaka

Tareas que realizábamos en el hostel

La rutina del hostel era sencilla y como éramos tres, nos íbamos dividiendo las tareas de manera que resulte más placentera nuestra labor. A la mañana preparábamos el desayuno. Hacíamos café y té y dejábamos listo el pan para que se hagan tostadas con manteca y mermelada. A las 11 am era el Check-out. Recibíamos las llaves de las piezas y se las pasábamos a una mujer que venía a limpiar todos los días el hostel. A partir del mediodía empezaban a llegar los huéspedes para hacer el Check-in. A las 19hs íbamos a hacer un tour en bicicleta por la ciudad con las personas que se querían unir. Terminábamos el tour en un patio de comida chino donde cenábamos y volvíamos al hostel por la ribera del rio hermosamente iluminada. Después dejábamos todo listo para volver a empezar al otro día. Antes de acostarnos chequeabamos los mails para ver si había alguna reserva y cerrábamos la caja. Como no había mucha gente durante la semana, algunas noches no hacíamos el tour, entonces con Laura nos íbamos a comer a Little India a un Mamak, que son los restaurantes indios musulmanes, y después a pasear por el centro y la Jonker Street.

Trabajando por alojamiento en Melaka

Los viernes, sábados y domingos a la noche en la calle Jonker se montaba el mercado nocturno (Night Market) donde decenas de tiendas y locales de comidas armaban sus puestitos en el medio de la calle, haciendo de ésta una peatonal. Se llenaba de turistas y se convertía en el lugar más concurrido de la ciudad. Al final de la calle había un escenario donde los chinos iban pasando de a uno y demostraban sus dotes de cantores de karaoke ante la mirada de todos los presentes que se juntaban para ver el espectáculo.

Nosotros comíamos siempre en restaurantes, ya que en Malasia, como en la mayoría de los países del Sudeste Asiático, comer afuera es más barato que cocinarte. Además el hostel no contaba ni con cocina ni con microondas en última instancia. Así que probamos de todo. Como les conté, nuestros preferidos eran los restaurantes indios pero íbamos variando de lugar y de comidas.

Casi todas las noches llovía como si nunca hubiera llovido en su vida. Tormentas fuertes con vientos y rayos sonaban de música de fondo y hacían que pudiéramos dormir como dos angelitos. A la mañana salía el sol y hacía casi imposible salir a caminar durante las horas del día porque era sofocante. Así que nos quedábamos durmiendo la siesta, escribiendo o mirando películas en el hostel hasta que se haga la hora de cenar y poder salir a pasear por la ciudad.

Sin darnos cuenta se fueron pasaron los veinte días de nuestra estadía en Melaka. Nos llevamos dos buenos amigos: Howard y Florian y la sensación de haber vivido en una ciudad que te enamora desde el primer día.

Nuestro destino seguiría por la ciudad de Gambang, al este de Malasia, en un curso de meditación de diez días encerrados sin poder hablar con nadie, ni escuchar música, ni escribir, ni tener sexo. Pero esa es otra historia.

Nos leemos

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