TRACK DOGS en “ROCK A CAJÓN Y CLARÍN”.
Publicado por Caja de Música (Blog & Roll) el 16 mayo 2012 · Dejar un comentario
Pero, ¿qué demonios es eso de “Rock a cajón y clarín”? La cosa surgió cuando empezamos a trabajar con Robbie K. Jones, percusionista de la banda, en la organización del bolo. El punto de partida estaba claro. Lo que yo le propuse a Robbie fue hacer un concierto lo más “track dogs” posible, en el que todos los detalles estuviesen pensados para que los músicos se sintieran a gusto y disfrutaran al máximo de tocar sus canciones de rutilante folk-pop ante el público.
Cuando nos pusimos a pensar en un nombre para el evento, Robbie no dudó un minuto: “tenemos que llamar al concierto Rock a cajón y clarín. Es el eslogan no oficial de la banda, nos encanta como suena, y dice mucho de nuestro sonido y de nuestra actitud hacia la música”.
Seguimos charlando y Robbie me fue explicando lo sentidos que encerraba ese eslogan no oficial. En primer lugar, subraya su particular sonido como banda, caracterizado por el uso del cajón en lugar de la batería y de la trompeta en sustitución de la guitarra eléctrica. Una decisión, la de utilizar estos instrumentos, que no fue casual. Al habla Robbie: “Nos dimos cuenta en un unplugged que hicimos hace un par de años. El cajón, la trompeta, el acabado semiacústico… Todo ello servía al fin de resaltar nuestras mayores virtudes como banda, ese sonido beneficiaba a nuestros temas, muy orientados a la melodía, muy redondos, y asimismo permitía brillar a las voces, en primer lugar a la de Garrett, un cantante excepcional, pero también a las de los demás en las armonías. Los cuatro cantamos, y eso era algo por lo que había que apostar decididamente”.
Además de eso, Robbie me explicó que la frase de marras apuntaba también a la versatilidad de la formación. “Con la trompeta y el cajón nuestra música funciona lo mismo en un pequeño bar que en un gran escenario al aire libre. Y además, nos permite viajar a los cuatro con todo el equipo en un solo coche, y eso es muy importante para nosotros. Somos músicos hasta la médula, y somos además una banda de directo. Lo que más nos importa en el mundo es tocar y tocar y volver a tocar”.
Una actitud que se trasluce en la música de la banda, una música de frescura arrolladora, que desprende la mágica espontaneidad que sólo pueden imprimirle quienes se dedican a ella con tanto oficio como vocación: esos músicos de raza que cogen el instrumento y se arrancan a tocar y cantar en una taberna, o en mitad de la calle, o en cualquier reunión, a la que se presente la mínima ocasión –algo muy “irish”, la verdad–.
No me quiero despedir sin invitaros a escuchar lo que hacen estos mendas cuando se ponen a versionear a Nick Drake. Cómo nos lo vamos a pasar, maredelamor.
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