Tracks 8,9 and 10

track 8
Marta vive en Chueca, en una calle por la que no dejan de pasar ciegos. Cuando uno ve muchos ciegos, así todos juntos y baqueteando el mundo con sus bastones blancos, se sienten felicidades malvadas. Que tú sí ves, por ejemplo. Las felicidades malvadas no se dicen, no se comparten; están, simplemente. La calle de los ciegos, donde vive Marta, ahí en Chueca, hace feliz a toda la ciudad. Madrid es el mal.

track 9
El portal está oscuro. Los escalones son de madera, muy anchos, y aprovecho el primero para besarla, el segundo para meterle la mano en el coño y el tercero para meterle la polla en la boca.

track 10
No nos hemos corrido pero llegamos muy cansados a su piso. Está en la quinta planta. Es bonito. La primera vez que veo la casa de alguien siempre me siento feliz, como ampliado. Rectifico: siento que se amplía mi propia vivienda, como en una reforma surrealista y generosa. Todas las casas donde me dejan entrar forman parte de mi propia casa, sobre todo porque en mi propia casa ya hay habitaciones donde no entro tan a menudo como, a veces, entro en las casas de mis amigos, conocidos, novias. Me gusta estar dentro. Estar dentro es siempre halagador. Estar dentro de tu carne y estar dentro de tu casa. Me gustan los pasos que doy sobre la intimidad de los demás, tener el pasaporte que me permite moverme por tu salón y entrar en tu cuarto de baño. Me gusta mirarme en el espejo  del cuarto de baño de tu casa. Verme dentro.

El Sindicato