Revista Arte

Tradición clásica y orientalismo

Por Franciscogarciajurado
TRADICIÓN CLÁSICA Y ORIENTALISMOLa Universidad de Columbia, cuya ALMA MATER nos saluda en la fotografía aneja, me ha hecho recordar a dos grandes académicos a quienes me siento especialmente unido intelectualmente: uno de ellos es Gilbert Highet, autor del libro titulado The Classical Tradition, que se publicó en 1949. El otro autor es Edward Said, que en 1978 dio a la luz otro libro relevante: Orientalism. Ambos profesores tienen en común su adscripción a Columbia, pero hay otro lazo de unión más sutil: me refiero al juicio que sobre la propia cultura occidental expresó cada uno de ellos desde un punto de vista bien diferente. POR FRANCISCO GARCÍA JURADO HLGE
Cuando Highet publica su obra en 1949 el mundo acaba de salir de una terrible guerra mundial. La primacía de Europa y su cultura toca a su fin, y los imperios coloniales comienzan su agónica fase de derrumbe. Es en ese momento cuando Highet da a la luz en la Oxford University Press un libro panorámico sobre la Tradición Clásica en Occidente. Esta publicación no obedece a la casualidad. Nuevas culturas comienzan a reinvindicar su lugar en el mundo, y aquello que Goethe y Thomas Mann denominaron "Cultura burguesa" comienza a tocar a su fin.
La Cultura Clásica y Occidente han ido secularmente unidas. Cuestionar una supone cuestionar necesariamente la otra.
Precisamente, tras varias décadas de cuestionamiento y emergencia de nuevas relidades, el profesor Edward Said, de origen palestino, formuló la interesante hipótesis de que esa cultura occidental había sido, precisamene, la que se consideró a sí misma legitimada para interpretar el resto de culturas desde su particular punto de vista. De esa forma surgió el orientalismo como un conglomerado de disciplinas encaminadas a la "invención" de Oriente. En este sentido, Oriente no dejaba de ser lo que los occidentales querían ver en él.
En ambos casos, el de Highet y el de Said, tenemos dos puntos de vista distintos sobre un mismo tema. Dos épocas y dos circunstancias marcan la gran diferencia.Es probable que a nadie se le haya ocurrido relacionar a ambos profesores, pues pertenencen a ámbitos académicos distintos, el de la Filología Clásica y el de la Literatrura Comparada, respectivamente. Aquí queda la idea, que es mía, pero que comparto gentilmente con mis lectores.
Francisco García Jurado HLGE.

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