E l conocimiento no se puede dar ni recibir, sino que se construye en las interacciones de un individuo con un proyecto. La tradición no es un depósito inicial que pasa de mano en mano, sino el resultado de construcción permanente, de una elaboración. La transmisión de la tradición no es la duplicación de un conocimiento inicial, cerrado, reproducido sin cesar en un libro o un ritual fijo, sino una producción permanente. Todo acto de transmisión es un primer proyecto... y el ritual no consiste en un escenario fijo en el que deberán repetirse los actores, dentro de un marco que ofrecen los autores responsables de la actualización. Lo esencial de la tradición es la creación del futuro y no supervivencia de los iconos del pasado ¡Es lo que está por venir y no lo que está por repetir, proyecto en lugar de reproducción! Su campo es un laboratorio en vez de un conservacionismo.
Esquemáticamente la concepción en que los seres humanos fundan su mundo es en función de lugar que ellos ocupan, y que se pueden fundar en dos posiciones:
- Hay quienes ven el mundo como una cuestión concluida, y solo queda por descubrir, y desarrollar su lugar en él... y mantenerlo el mayor tiempo posible.
- Y están aquellos para quienes el mundo es abierto y ser susceptible de recibir la impronta que puede imponer, parcial o temporal...
Una de las paradojas de la Masonería es que el objeto de la institución se basa en la segunda posición, mientras que la actitud de muchos masones, incluso entre los más destacados recalan en el primer postulado... Si existe un masón consumado debe buscar entre los amateurs las paradojas: y entregándose a una mitología del progreso y al cambio, tanto individual como colectivamente, afanándose en respetar y reproducir un ritual supuestamente fijado por una tradición inmemorial, la vez que acaricia el mito del progreso, donde todo parece crearse e inventarse, y el mito de la tradición, donde todo parece repetirse.
Este es, también el dilema de todo hombre que va cambiando a lo largo de su vida, en su obsesión por mantener un equilibrio, una identidad. Condenado a cambios y adaptaciones durante el sueño de la estabilidad, la cuestión que atormenta a todos los seres humanos es la incertidumbre sobre la parte que poseen, del control sobre este cambio. Esta es la forma de reducir al mínimo las consecuencias del teorema de Gödel, que demuestra que cualquier sistema formal es la construcción incompleta, lo cual implica que toda construcción humana es imperfecta.
Él debe aprender a manejar la incertidumbre, en lugar de eliminarla. Pero está expuesto al terror de la complejidad sin control. Sera preciso abandonar la comodidad del determinismo, que ofrecen escenarios pre-construidos para responder a cualquier problema. El respeto a la tradición deviene entonces en un arma defensiva: se elimina la cuestión angustiosa, las entrega a la causa, protege el statu quo. Ello establece entonces la casta de los guardianes del dogma, encargado travestir el estancamiento en la estabilidad, la cotidianidad de la tradición al amparo de un secreto mercantilista, que se sostiene en 3 o en 33 grados que tratan de controlar, pero solo llegan a "metriser" se podría traducir como (Maestros de Escuela..?).
La tradición no es sólo un simple "depósito" de mitos y rituales que transmitir a través de las genealogías de los "banqueros" del conocimiento. Y no se "perderá" si se tamiza a través de algunas herramientas como las psicosociológicas: mecanismos de aprendizaje y de adaptación de la memoria de la simbólica.
La tradición es a menudo presentada por sus "pasantes" como una cuestión a transmitir del iniciador al iniciado, y cuando del gurú al discípulo ya que está siendo impartido por el Guardián del mito. Este enfoque se basa en un modelo abandonado desde hace tiempo por la ciencia de la educación, un proceso de transmisión de la enseñanza por medio "de la pedagogía magistral", que supone un conocimiento que se puede imprimir en los soportes vírgenes.
La tradición en ocasiones se presenta más bien como prácticas a repetir a fin de que se interiorice. En esta posición, digamos que se relaciona con un modelo comportamentalista, un modelo que va desde Pavlov a Skinner, el aprendizaje es el resultado de condicionamiento a ciertas respuestas a través de la repetición de estímulos, marcados por recompensas o castigos.
En realidad, son los modelos más constructivistas que se consideran actualmente en funcionamiento en los mecanismos de aprendizaje: estos nuevos conocimientos sólo son eficaces si son reconstruidos por el alumno que incorpora por apropiación posiblemente a costa de los conflictos, los conocimientos previamente establecidos. Por lo tanto, no puede haber transmisión de la tradición sin su transformación.
Yo encuentro en este proceso de adaptación, los principios de la asimilación-acomodación que ha evidenciado J. Piaget. La asimilación consiste en reportar toda la situación nueva a los nuevos conocimientos y representaciones previamente adquiridas. Por asimilación, la información externa se transforma de acuerdo a los marcos cognitivos de los sujetos para atribuirle su significación.
La acomodación consiste por su parte en la modificación de las representaciones y las operaciones que ya están integrados a fin de reflejar la variedad traída por las nuevas situaciones. Para la acomodación los marcos cognitivos de los sujetos se cambian bajo la influencia de los objetos externos y las situaciones exteriores. Asimilación y acomodación se asocian para tratar de articular un equilibrio adaptativo. Si estos dos procesos no están en equilibrio, se esconde la disfunción: la asimilación deviene en deformación y transforma en copia pasiva. Por otra parte estos son dos peligros que amenazan a la tradición desde siempre.
La simplicidad de una tradición que no sólo se enseña a través de la transmisión pasiva de un corpus cerrado, como parte de un "programa" fijo no sólo es seguro para la persona que ocupa la posición de " maestro" sino que además se haya fortalecido en su narcisismo. También es un beneficio secundario para muchos iniciados que instalan de este modo en la economía de esfuerzo: Todo se hará en el momento oportuno, sin obligación de cuestionar la adaptación.
Sin embargo, "el programa corre el riesgo de matar el proyecto" (Boutinet). Pero la pasividad del iniciado es una muestra del agradecimiento por "los grandes ancianos" y otros inspectores e inquisidores de la tradición, que sólo tendría que" fecundar" su virginidad"... tranquilizador ... Y si no sale, pues nada, los desilusionados siempre puede esperar a recibir más y más rápido, simplemente cambiando el "maestro", que prosperan en el más grande supermercado de las Obediencias y los grandes, títulos y condecoraciones.
Sin embargo, es más bien en la confrontación e incluso en los conflictos (canalizados) con sus pares donde se genera el desarrollo: es a través de la interacción con los miembros de la Logia o Capítulo donde se refuerza el fondo cultural común (conciencia de un "centro de unión"), además en la confrontación de concepciones divergentes permite a la vez a ambos ser conscientes de su propio pensamiento, y reconsiderar su reconstrucción. Donde aprender es evolucionar. Lejos de contentarse con identificar o recensar o acumular, la tradición se construye y se enriquece con la propiedad individual y colectiva que resulta de la mezcla de modelos contradictorios. El conocimiento no se puede dar, y no se puede recibir, sino que se construye en las interacciones de un individuo con un proyecto....
La universalidad del rito no reside en la singularidad de un eventual antepasado mítico pero en nuestra nos capacita para apropiarnos de él para volver a reinscribirlo en la próxima actualización. Es la misma cultura la que no puede reducirse a una sedimentación de usos pasivamente repetidos, porque la construcción es el significado permanente que está constantemente sometida a la prueba de la experiencia.
Nuestra identidad, individual y colectiva, es la construcción interactiva de raíz univoca. Ella se elabora en la relación, en la reciprocidad, a través de la mirada del otro, irremediablemente deformante. Uno no es un masón, se le reconoce como tal.
Cada individuo constituye la versión de una humanidad posible que se construye a sí misma, que se interroga y se actualiza en el acceso universal y ello sólo es posible por un cambio fundamental. La identidad no es simplemente mirada de uno hacia el otro y hacia la sociedad, sino más bien un movimiento incierto, que se alimenta de muchas dudas y reencuentros para constituir en ese sentido una historia renovada.
De hecho, el objeto de la Francmasonería es bien y el progreso y la evolución individual y colectiva, ¡ Lo esencial en la tradición son pues las creaciones del futuro y no los iconos del pasado! ¡ En aquel qué tiene que pasar, y no en repetir, en el proyecto más bien que en la reproducción! Y su campo es un laboratorio más bien que un invernadero.
Traducción libre de Victor Guerra. MM.:. Rito Francés. Logia Rosario de Acuña. (GODF)