Ahora que la romería del Altorey se aproxima (el 3 de septiembre) conviene recordar algunas tradiciones de los romeros, que a pesar del tiempo y los cambios, aun permanecen (y esperemos que por muchos años). Pedro Vacas en un completo artículo lo recoge en el nº 39 de Cuadernos de Etnología.
A orillas de todos los caminos que llevan a la ermita desde los pueblos se observan “mojones de cantos”, piedras amontonadas a la que se van sumando el guijarro que lanza el caminante, a la vez que se reza una oración (padrenuesto, salve,…) ó se tiene un recuerdo por un ser querido. Un rito celtibérico, similar a los “Milladoiros”.
Una vez en la ermita, hay que darles tres vueltas (en sentido contrario a las agujas del reloj) para pedir un favor al santo y otras tres para darles las gracias por haberlo concedido. Si el favor es temporal (dolor de muelas) su validez es un año. Los pastores y cabreros también daban vueltas a la ermita para pedir que su ganado no enfermara y/o sanasen si lo estaban.Las mozas casaderas daban 7 vueltas a la ermita para pedir al santo un buen novio. Si no se respondía a sus expectativas, se dan 5 vueltas en sentido contrario y se devolvía el novio al santo. Los mozos se sentaban en una peña junto a la ermita, liando lentamente cigarro tras cigarro y observando a las jóvenes que pedían o devolvían novio. Esto les permitía echarle el ojo a alguna para luego cortejarla (con la aprobación de la moza) y sacarla a bailar. Como en todas las sociedades rurales, el baile jugaba un papel importante.
Lar-ami
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