El fútbol como deporte en sí está cargado de alegría, pero extrapolado al espectáculo, donde además de la pelota y 22 jugadores se engloban fanáticos, ingresos a los estadios, organismos de seguridad, entre otros, el resultado no siempre termina siendo feliz.
Miles de ramos de flores inundan el césped en conmemoración a los 97 muertos
El 15 de abril de 1989 el Nottingham Forest y el Liverpool se veían las caras en un encuentro correspondiente a las semifinales de la FA Cup en en el estadio del Sheffield United. La expectativa era total y miles de fanáticos habían agotado las localidades; pero 6 minutos después de que el árbitro haya pitado el inicio del partido, tuvo que ser suspendido debido a algunos movimientos en la parcialidad de los Reds.
Varias avalanchas en la tribuna más pequeña del Hillsborough Stadium, sumado a la cantidad de entradas, que habían sido sobre-vendidas, provocó un combo letal para 96 personas que fallecieron aplastadas contra el alambrado, y otras 767 que fueron heridas. Fue la mayor tragedia en un estadio en la historia de Gran Bretaña y un punto de inflexión con respecto a la protección y tranquilidad de los aficionados en los eventos deportivos.
La gente, rebalsada, buscaba alguna escapatoria
El rebalse sucedió cuando la policia que custodiaba las inmediaciones del estadio liberó una puerta adicional al acceso ya determinado para los hinchas del Liverpool, que ingresaron directamente hacia la tribuna. Estos fueron alguno de los hechos que reveló el Informe Taylor, ordenado por la entonces primer ministra británica Margaret Thatcher, que además de presentar las primeras investigaciones sobre los hechos, enumeró recomendaciones para reducir el vandalismo y aumentar la seguridad en los estadios.
Además de obligar a la remodelación integral de casi todos las canchas de Inglaterra, el documento presentado por el Ministro de Justicia, Peter Taylor fue el puntapié inicial para la eliminación de las localidades de pie, las bandejas, y los alambrados de cara al campo.
23 años tuvieron que pasar para que se esclarecieran los hechos. David Cameron, primer ministro de Gran Bretaña, confesó sentirse “avergonzado” debido a la elaboración del antiguo informe que intentaba exonerar a los organismos de seguridad sobre lo sucedido y recalando la culpa en los fanáticos.
“Una narrativa sobre el comportamiento de los hooligans llevó a que muchos en el país aceptaran que de alguna manera era un área gris. El informe de hoy es blanco y negro. Los aficionados del Liverpool no fueron la causa del desastre”, aseguró Cameron.
Las declaraciones de Cameron trajeron bastante revuelo en el país. Incluso miembros de la oposición, como el exsuperministro del Nuevo Laborismo, Jack Straw, apoyó la medida y acusó a la entonces primer ministra, Margaret Thatcher, de complicidad en el encubrimiento.
«El Gobierno necesitaba que la Policía estuviese de su lado para reprimir la huelga de los mineros y otros problemas industriales. Esto creó una policía que podía actuar con total impunidad», indicó Straw a la BBC
El pueblo de Liverpool que luchó durante años para que se haga justicia puede estar hoy más tranquilo. Los nombres de las victimas tienen su lugar en una de las paredes linderas a la reconocida puerta del club de Merseyside. Esa misma que reza: “You’ll never walk alone”.