Revista Ciencia

TRANSGÉNICOS. Inédito 23 de febrero de 2011

Por Biologiayantropologia
TRANSGÉNICOS
Los denominan OMG (organismos modificados genéticamente), pero yo los llamo sencillamente transgénicos, si atendemos al significado del palabro griego “trans”: lo que está más allá, al otro lado de. Me explayo: los transgénicos están más allá de lo natural. Desde siglos, el hombre ha cultivado las distintas plantas comestibles y criado a los animales domésticos, pero, desde siempre, lo ha hecho cruzando variedades intraespecíficas, y recolectando aquellas que satisfacían mejor el consumo o los requerimientos para la alimentación, protección y conservación de la propia vida y de sus congéneres. Es más, y desafiando en cierto sentido a la evolución en el sentido darwinista, las plantas y animales son capaces de una cierta adaptación a distintas situaciones, climas, suelos, etc. Esta es la base de la biodiversidad labrada por el hombre.
Sin duda, los seres vivos son sistemas cibernéticos, que se regulan con complejos sistemas de retroalimentación, y los avances en la investigación, también genética, nos dan cada vez más una mayor capacidad para captar lo que es y lo que significa la vida; y, por ende, el modo de actuar, modificándola o manipulándola. Por esta razón, se hace más patente la inquietante y capciosa seducción del dominio sobre la vida. A todos los niveles.
Sin embargo, ese mayor conocimiento no nos puede hacer caer en las redes del “productismo”, de la rentabilidad del máximo beneficio, a costa de saltar las barreras naturales, que por algo están. Esto es precisamente lo que ocurre con los transgénicos. No debemos caer en manos de los que quieren vendernos la burra de que lo “moderno”, por serlo, es lo mejor; lo viejo, por serlo, es lo peor. Falso. Nuestro mayor conocimiento de los procesos naturales es –debe ser- cada día más respetuoso con nuestra caracterización de lo natural. La asunción de lo natural, de lo bio sin más etiquetas “verdes”.
La naturaleza no hace modificaciones genéticas “trans”. En todo caso, “cis” (al lado): es decir, la biodiversidad está en función de esta capacidad de intercambiar genes dentro de una misma especie: pero no hace, o al menos no lo sabemos, entre especies diferentes. Esto es preocupante. Si en los años 50-60 asistimos a la mayor contaminación química de la historia por el desarrollismo (DDT, metales pesados, etc.)… y en la década de los 80-90, hubo también una contaminación alimentaria y farmacéutica (colorantes, conservantes, aditivos, hormonas, etc.; y multitud de medicamentos con efectos secundarios que están o han sido retirados) que todavía perdura, ahora se nos presenta una contaminación mucho más peligrosa, por la sencilla razón de que los organismos vivos son capaces de reproducirse; y todos los biólogos sabemos que una vez puesto en circulación, en la naturaleza, un organismo vivo, es prácticamente imposible poder erradicarlo. Hay que ser muy cautos, y seguir la senda que marca la naturaleza, aunque esto, como es lógico, no supone impedimento para la investigación, y para, de acuerdo con el modo con que lo hace la naturaleza, andar más deprisa y con mayor conocimiento de causa el mismo recorrido.

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