Revista Comunicación
Siempre que hablamos de series nórdicas europeas parece que estamos hablando de otra cosa, ¿verdad? Siguen siendo series, sí, pero el añadido de "nórdicas" parece llevar implícito un extra de calidad y de fisnura que las convierte en algo más. Los seriéfilos más "sofisticados" probablemente puedan recomendarte un buen puñado, y más en estos tiempos en que están tan de moda. Y no hay duda de que hay series nórdicas que son un soberano truño -las cosas como son-, pero también es cierto que hay algunas excepcionales con un punto de vista muy creativo y distinto al estadounidense, como Bron/Broen o la danesa Borgen, de la que nos hablaba Irene Galindo hace unas semanas.
Me apetecía ver algo diferente, de una cultura que conociese poco, y esta lista de TV Spoiler Alert me animó a ver Trapped (Ófærð), una serie islandesa (¡islandesa!) que recibió estupendas críticas en 2016, y que parte de una premisa muy interesante: un cadáver descuartizado aparece en las inmediaciones de un pueblo de la costa helada de Islandia, y un puñado de policías locales deben investigar el caso mientras una tormenta se cierne sobre ellos y les deja incomunicados con el exterior, sin posibilidad de que nadie de la capital pueda acudir a ayudarles. La gran gracia del asunto (o no) es que el asesino, por supuesto, también queda atrapado con ellos. Y lo cierto es que solo con leer esa sinopsis se te quedan los dientes largos, pero finalmente Trapped no ha sido, para mi gusto, tan excelente como prometía.
No quiero que se me malinterprete: Trapped sí me ha parecido buena serie, y os la recomiendo. Probablemente solo merecería la pena por esa ambientación tan espectacular (para mí, que soy de Murcia, era casi como estar viendo otro planeta), pero es que además tiene buen elenco, está llena de reflexiones interesantes sobre la soledad, el perdón y la pérdida, y explora temas muy jugosos como la violencia de género y el tráfico humano. En el propio carácter de los personajes, además, se aprecia dureza, una aspereza, cierta "sobriedad" propia de una sociedad con tantas peculiaridades como la islandesa: una sociedad donde todos hablan un perfecto inglés como segundo idioma, abiertos al turismo, pero donde de puertas para dentro sus habitantes guardan toneladas de mierda -como en cualquier país, básicamente, pero con nieve y avalanchas molonas de por medio-.
La serie, como digo, me ha gustado, pero esperaba algo un poquito más original. Trapped tiene mucha personalidad, no lo niego, pero también es evidente que bebe de muchos clichés ya bien conocidos por el mundo de las series. El propio protagonista, interpretado por Ólafur Darri Ólafsson, se nos presenta como un hombre divorciado, sufrido; un lobo solitario, brillante, con dos hijas pequeñas a su cargo y una ex-esposa que se presenta en casa con su nuevo novio. Será islandés y todo lo que queráis, pero el arquetipo de su personaje está ya muy masticado y no resultaba especialmente estimulante. Su compañera, Hinrika, interpretada por Ilmur Kristjánsdóttir, sí que era bastante más interesante y original conceptualmente, aunque por un motivo u otro ningún personaje ha acabado de entusiasmarme. Ófærð quiere ser muy lúgubre, muy oscura, y precisamente por eso le acaba de faltar algo más de "chispa", de carisma en sus personajes.
Y sin embargo, a pesar de estos "peros", la serie consigue sumergirte por completo en su historia. Son diez episodios muy atractivos, tétricos, que se pasan en un suspiro y que dejan por el camino mil intrigas, mil giros narrativos y un buen puñado de grandes ideas para reflexionar. Puede no ser una serie perfecta (yo, desde luego, no la calificaría de "magnífica"), pero sí es interesantísima y bastante diferente a lo que suelo ver. Y ciertamente ya solo por eso, por acercarnos a un país tan diferente y a otra forma de entender la vida, merece la pena conocer Ófærð.
Isidro López (@Drolope)