Definición
El trastorno autoderrotista de la personalidad consiste en un patrón de comportamiento destructivo hacia sí mismo, el cual puede iniciarse a comienzos de la vida adulta y estar presente en distintos contextos. La persona que lo padece suele evitar realizar experiencias placenteras, se siente atraída por situaciones que suponen un sufrimiento o relaciones tóxicas y rechazan la ayuda de quienes la rodean.
Este perfil suele decantarse por personas y situaciones que llevan a la decepción, al fracaso o pérdida, aun cuando existan otras opciones mejores entre las que elegir. Suelen rechazar o sabotear los intentos de ayuda de otros. Tras eventos personales positivos, como por ejemplo, obtener un nuevo logro, suelen responder de forma negativa (experimentando depresión, culpa, insatisfacción).
A pesar de tener unas habilidades sociales adecuadas y capacidad para sentir placer, eluden de actividades divertidas u oportunidades de placer. Tienden a estancarse en sus objetivos personales, a pesar de tener la capacidad para sacarlos adelante. Presentan un desinterés en las personas que lo quieren o lo tratan bien, encuentran cierto goce en la queja y el autosabotaje, no toleran el éxito ni la felicidad. Pueden llegar a realizar grandes sacrificios que no le solicitan las personas a quienes van dirigidos. Incluso, pueden provocar una reacción de enojo o rechazo en los demás y luego sentirse ofendidos, derrotados o humillados, si obtienen una respuesta similar.
Estos comportamientos no ocurren sólo cuando la persona está deprimida o en respuesta a situaciones estresantes, abusos físicos, sexuales o psicológicos. Dicho «masoquismo» provoca angustia o deterioro clínicamente significativo en áreas sociales, laborales u otras áreas importantes del funcionamiento humano.
Características Clínicas
- Es común que se impliquen en relaciones de pareja en las que el otro miembro es dominante o narcisista
- Con frecuencia, aceptan trabajos en los que están explotados
- No son competitivos ni ambiciosos
- Son personas muy serviciales
- Nunca juzgan con crueldad ni les gusta ser el centro de atención
- Son ingenuos, inocentes, sumisos y sufridores
- Perciben el mundo como duro e injusto por los que son propensos a la tristeza y depresión
- Tienden a perjudicarse a sí mismos, acumulando contratiempos y frustraciones
- Atribuyen sus éxitos a la suerte o infravaloran cualquier acontecimiento positivo que les suceda
- No les gusta pedir favores
- Presentan una baja autoestima, se sienten inferiores y merecedores de consecuencias desagradables
- Pueden recurrir a los excesos: comer en exceso, fumar una gran cantidad de cigarrillos, tomar grandes cantidades de alcohol, drogarse, jugar de forma patológica, compra compulsiva…
Causas
Poco se sabe sobre la etiología del trastorno autoderrotista de la personalidad, pero tradicionalmente, los rasgos autodestructivos se han asociado con una deficiente relación con los progenitores, abusos u otras situaciones problemáticas en la infancia. En esta etapa, llegan a creer que la persona que proporciona el dolor es la misma que les brinda protección y seguridad, por lo que se crea un apego ansioso. Dicho vínculo, queda reforzado por la inconsistencia de los cuidados (relación amor-odio). El temor a ser abandonado genera más ansiedad que el propio vínculo, aunque este sea dañino.
En ocasiones, esta tendencia autodestructiva queda reforzada cuando los padres únicamente muestran apoyo y cariño cuando el niño está sufriendo, por lo que el niño aprende que sólo en la desventaja obtendrá la atención que necesita.
El ambiente familiar ejerce un papel importante, si dicho ambiente resulta indiferente y/o hiriente, resulta ser un entorno que invalida las experiencias positivas, quita importancia a los logros del niño, toma represalias cuando éste expresa lo que siente y piensa, y ofrece atención cuando adopta una posición inferior… Probablemente, en la vida adulta, se involucrarán en esos mismos ambientes que les aportan una falsa seguridad.
Otras posibles teorías explicativas
- Mediante este comportamiento de entrega a los demás se demuestran a sí mismos que los otros los necesitan.
- La persona no puede hacer frente a situaciones de gran estrés, en las que tenga que confrontar su miedo al éxito, porque en el fondo siente que no merece el éxito. En estos casos, las conductas autodestructivas actúan como un autosabotaje por el cual se mantienen en una situación indeseada, pero cómoda al mismo tiempo.
- Cuando el sujeto piensa o siente algo que cree que no se merece, su baja autoestima le hace creer que es indigno de esos deseos de prosperar, y con la conducta autodestructiva se mantiene en dicha situación. A veces, la conducta autodestructiva es «no hacer nada».
Subtipos
Theodore Millon, uno de los psicólogos pioneros en el estudio de la personalidad, estableció varios subtipos de este trastorno:
- El virtuoso: incluye características histriónicas, como por ejemplo, esperar gratitud y aprecio por el altruismo y la tolerancia prestada.
- El posesivo: incluye características negativistas, es aquel que tiene tal dependencia que acaba volviéndose celoso y sobreprotector
- El abnegado o “destrozado por el éxito”: incluye características evitativas, es decir, es aquel que experimenta victoria por medio de la derrota, se siente gratificado por las desgracias personales, los fracasos y las humillaciones, evita mejores intereses, elige ser víctima y dar la imagen de arruinado, autocompasivo.
- El oprimido: incluye características depresivas, experimenta la miseria genuina, la desesperación, la angustia, el tormento, la enfermedad. Utiliza la queja para crear culpabilidad en otros. Los resentimientos se manifiestan huyendo de las propias responsabilidades y reprochando a los demás.
Comorbilidad y epidemiología
A veces, la personalidad autoderrotista suele aparecer junto con otros trastornos de personalidad, como ejemplo: el trastorno dependiente, el trastorno pasivo-agresivo, el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno evitativo o el trastorno depresivo. Con frecuencia experimentan episodios depresivos mayores, distimia o abuso de sustancias. El riesgo de suicidio es bastante alto. Se trata de un trastorno relativamente frecuente entre pacientes psiquiátricos. Es más frecuente en la mujer que en el hombre.
Tratamiento
Ciertas resistencias del individuo dificultan el tratamiento, pues presenta esquemas autoderrotistas muy arraigados desde etapas tempranas. Les da miedo el cambio que pueda suponer la terapia. La intervención va desde combatir las ideas y conductas autodestructivas, hasta llegar a un autoconcepto sano. Algunos objetivos serían:
- Aumentar la autoestima
- Establecer límites con los demás
- Trabajar la asertividad y las habilidades sociales
- Reestablecer los valores, el equilibrio entre placer-sufrimiento
- Cambiar conductas negativas por otras más positivas
- Abordar hábitos saludables
Es necesario reconocer diferenciar los comportamientos autodestructivos directos de los indirectos. A veces, ciertas conductas pueden pasar desapercibidas, ser frecuentemente negadas, menospreciadas o deformadas tanto por el sujeto que las realiza como por la gente que lo rodea. La diferencia se encuentra en el nivel de conciencia y la intencionalidad. Para eliminar estas conductas autodestructivas es necesario hacer introspección y averiguar qué es lo que nos lleva a dicha conducta, qué conseguimos, cuál es su utilidad, identificar los factores de riesgo y los factores protectores. Es crucial generar nuevos aprendizajes basados en el autoconocimiento, el autorrespeto, el autocuidado y la autoaceptación. En definitiva, durante la terapia se trabaja para sanar la relación consigo mismo, dejando de lado las teorías conspiratorias que atentan contra el propio ser.
Cómo relacionarse con alguien autodestructivo
Agradezca cualquier esfuerzo que realice por usted, sería importante que se estableciera un intercambio equilibrado entre lo que ofrecen y lo que reciben, son personas dadas a los demás, les encanta pensar primero en los otros, por lo que si nos mostramos también atentos, podemos liberarlos de ciertas tareas. Cuidado con aprovecharnos de la buena voluntad de estas personas, ya que a veces no saben poner límites y es posible que no se den cuenta de qué es lo que realmente necesita la otra persona. Conversar sobre las necesidades de cada una de las partes es una buena opción para mejorar la relación. También, ayudaría señalar sus puntos fuertes y motivar al cambio.
En Psicólogos Málaga PsicoAbreu contamos con especialistas en trastornos de personalidad, por lo que, si te has sentido identificado al leer este artículo o conoces a alguien que necesite ayuda, no dudes en contactarnos.
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