El trastorno del desarrollo de la coordinación es propio de la niñez y lleva a que se presente una coordinación deficiente y torpeza. Afecta alrededor del 6% de los niños en edad escolar.
Los niños que lo padezcan pueden tener problemas para sostener objetos; tener una forma de caminar inestable; chocar contra otros niños o tropezar con sus propios pies. Esta afección puede aparecer sola o junto con otros trastornos del aprendizaje, como los trastornos de la comunicación o el trastorno de la expresión escrita.
Los niños con trastorno del desarrollo de la coordinación tienen dificultades con la coordinación motora comparados con otros niños de la misma edad.
Algunos de los síntomas comunes pueden incluir: torpeza; retrasos en el desarrollo para sentarse, gatear y caminar; problemas para succionar y tragar en el primer año de vida; problemas con la coordinación motora gruesa (por ejemplo, saltar, brincar, ponerse sobre un pie); y dificultades con la coordinación motora fina (por ejemplo, escribir, usar tijeras, atarse los cordones de los zapatos, golpear los dedos uno contra otro).
La educación física y el entrenamiento motor perceptivo son las mejores formas para el tratamiento del trastorno de la coordinación. Usar un ordenador para tomar notas puede ayudar a los niños que tengan dificultades para escribir.
Los niños con trastorno del desarrollo de la coordinación tienen el triple de probabilidades de tener sobrepeso que otros niños de su edad. Estimular la actividad física es importante para prevenir la obesidad, pero en ocasiones son reacios, debido a que les resulta demasiado dificultosa y a que tienen la autoestima demasiado baja.
Antes de poder confirmar el diagnóstico se deben descartar causas físicas y otros tipos de trastornos de aprendizaje. El pronóstico del niño depende de la severidad del trastorno. Este trastorno no empeora con el tiempo y generalmente continúa hasta la edad adulta.