Juro que desde que actualicé, salvo el fin de semana pasado que lo dediqué a descansar y no hacer nada, no he tenido un rato suficientemente largo como para actualizar. Malditos trabajos, o malditos libros aburridos que subrayar, malditos exámenes...Los ratos libres, intento despejarme como puedo, y no me da para ponerme a escribir una entrada. Pero bueno, aprovecho ahora.
Bueno, seguro que tenéis alguna película que os ha traumatizado. Quizá no sea la película en sí, si no tal vez alguna escena, algún personaje...que se te quedan ahí, grabados, de manera irreversible, y no hay manera de superarlo. Una de las que más me ha traumatizado, y recuerdo más a menudo -él ya se sabe de qué va, y hasta a veces la nombra él antes que yo ante una situación que recuerda a ella de tanto que le doy la paliza...- es La pianista, de Michael Haneke.
En realidad, no sé por qué me traumatizó tanto. El tema es, simplificándolo mucho, los gustos sexuales peculiares de una mujer. Ni siquiera enseña nada -ya se sabe, es Haneke-, pero no sé. Igual si se tratara de una película simplemente explícita y ya está, igual me hubiera traumatizado muchísimo menos. Haneke sabe, sabe sobre lo que cuenta, y sabe cómo contarlo y diseccionarlo.
No son las tendencias sexuales de la mujer...es el ambiente enfermizo de su personaje, de toda la película, el contagio de esa sensación que se produce en ti mientras la ves, y en el chico protagonista. No sé, es algo imparable, es algo que no puede acabar bien, es algo que proviene de otros problemas, de otras cosas que ya no puesen curarse ni remediarse. La represión total. Una mujer, ya madura, que vive con su madre, totalmente dominada y controlada por ella de una manera que sobrepasa los límites. Una mujer fría como el hielo, aparentemente fuerte, por ese semblante duro y su actitud arisca, estirada. Pero luego... Seguro que recordáis muchas profesoras así. No las veréis igual después de esta película.
No sé, es un cúmulo de cosas. Son las situaciones descontroladas, extremas, violentas. Secretos que esconden las personas, incluso las que parecen completamente normales pueden tenerlos, o dejarse contagiar por ellos.
La verdad es que pienso sobre ello, y sí, sé los puntos de esta película. No es fácil de ver. Es fea. Es dura. Pero no logro entender del todo que mi trauma sea tan grande. Pero ahí está, en mi cabeza. Aún me impresiona, aún me inquieta. Y tantas cosas me hacen recordar a la dichosa pianista...
Bueno, seguro que Isabelle Huppert tiene parte de culpa. Está genial en su papel. Me perturba nada más verla.
Por cierto, curiosidad por conocer vuestros traumas.