Revista Sociedad

Tres amigos

Publicado el 30 octubre 2015 por Tomarlapalabra

En Cuba éramos tres socitos desafectos a la corona. Aún recuerdo aquellas tertulias donde le arrancábamos las tiras del pellejo al comunismo cubano. Bromeábamos y hablamos con seriedad, y casi siempre estábamos de acuerdo en casi todo. Nos resultaba más difícil discrepar que concordar. Uno terminó en Miami, otro en Toronto, y yo en San José, Costa Rica. Hace unos días nos pusimos a hablar por Internet, a revivir aquellas tertulias gusanas de siempre; y todo fue muy diferente. Los tres estamos de acuerdo aún que aquello es una mierda, pero ya no concordamos, al margen de eso, en casi nada. La “revolución”, los tiranos, los métodos y la realidad en Cuba siguen siendo exactamente los mismos, sin embargo tres chamas que antes estaban de acuerdo en casi todo sobre Cuba ahora discrepan en casi todo sobre Cuba.
¿Qué cambió? Pues nosotros. Vivimos afuera, tenemos nuestros propios problemas, cada uno en su entorno, tenemos acceso a información diferente, de acuerdo a los lugares donde vivimos, y al final, nos hemos formado opiniones nuevas sobre el viejo problema.

Cuando una persona en Cuba se desprende de sus cadenas con el régimen, unos lo llaman disidente, otros opositor, otros mercenario y otros… ¿Por qué no?.. Comemierda. Yo prefiero llamarle libre, pero últimamente estoy cuestionándome esa libertad también. Hoy por hoy, el régimen cubano sigue teniendo el control absoluto de todo y de todos (salvo de este grupo de libres) allá adentro. Cualquier persona que suelta amarras se queda aislada en una urna de hierro. No tiene acceso a ningún medio, si intentase hacerse de esos medios, sea a través de volantes, carteles, señales de humo, lo que sea, si lograse romper la pared de la urna y filtrarse hacia la gente de adentro, sería desaparecido de una buena vez, encarcelado; de alguna manera lo sacan de circulación.
Leemos desde aquí afuera, todos los días, noticias de actividades de cubanos libres, de planes, caminos, movimientos, organizaciones y posiciones. También leemos de marchas, represión y demás tristezas, pero la realidad es que todo eso está bien contenido en aquella urna interna, y solo puede ser visto por nosotros aquí afuera; los cubanos de adentro no saben nada, ni de Somos +, ni de 14ymedio, ni de #todosmarchamos, ni de estado de SATS, ni de Yoani, UMPACU, Fariñas y la madre de los tomates. Yo particularmente no creo que se trate de ineficiencia o cobardía de los libres cubanos, sino de un sistema robusto y puramente funcional que aún está muy bien engranado; un sistema que va más allá de un simple gobierno represivo. Todo y todos están bajo control. Esto deja a los liberados, adentro, paradójicamente, en manos de nosotros, los de afuera. Somos su único público, o en el mejor de los casos, componemos todos aquí el 90% del público de los libres cubanos. Poco a poco, uno a uno, van cayendo en la redes de la complacencia a quienes único los escuchan, con quienes único pueden tener contacto, y quienes único… pagan.
Y entonces ¿A qué viene todo esto? Pues creo que el exilio es un lastre para la disidencia (vaya ahora si les llame disidentes, no quería abusar del “libre”). Afuera, como mis dos amigos y yo, “peleamos guerras” que en realidad nada tienen que ver con Cuba; guerras que, allá adentro, no existen. Aquí nos ven fajados por el embargo, que si Obama hizo, que si no hizo, y midiendo las cosas con una escala muy diferente a como se miden en Cuba, y a como nosotros mismos las medíamos cuando estábamos allá.
Por ejemplo, Eliécer Ávila le reclama a Alarcón que por qué un cubano no tiene derecho a salir a visitar la tumba del Che, y aquí afuera no faltan quienes, por eso, lo llaman comunista. Ya se nos olvidaron hasta las sutilezas que desarrollamos allá adentro, para enajenarnos y hasta para cuidarnos cuando nos enfrentamos al establishment. Y esto podrían ser sencillamente estupideces mías, ganas de hilvanar palabras para llenar un post, pero creo que el asunto es bastante serio, y dañino, aunque a su vez natural y comprensible. Los libres cubanos se liberan del castrismo, pero caen presa del exilio, son su único público, son juzgados por parámetros que en realidad importan afuera, pero no adentro; y uno a uno, los libres cubanos, van sucumbiendo a nuestras redes y al final terminan también por pelear guerras que no existen. El 90% de los problemas internos de la disidencia es reflejo de las discrepancias entre los exiliados. Me pregunto ¿Si el exilio no existiera, serían los libres cubanos igual que yo y mis dos amigos en aquellos años de concordancia?

Cubiche

Costa Rica


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