Tres libros y tres historias fantásticas les presento para su deleite personal este fin de semana.
Milagro en Benarés y otros cuentos prodigiosos contiene la historia de Gundemaro, el último conde suevo.
¿Y quien fue este Gundemaro? Bien, pues no existió; así de simple pues Gundemaro es el nombre de un rey godo descendiente de Recaredo.
Son cuentos de la montaña leonesa que escuché de niño, el Conde de Arbolia, un caldero lleno de monedas de oro encontrado en una cueva de la montaña, La Puerta de Galicia, las minas de hierro de donde extraían el material en el Valle de Sabero los suevos para hacer espadas y lanzas. Pero, entonces, ¿los suevos existieron realmente? o eran mentira, una completa trola, los mitos y relatos de mis antepasados.
Me puse a investigar y de ahí nació este relato fantástico.
Los últimos años del Reino Suevo relatados por Ruimundo, el último conde de Arbolia. Casado muy joven con la bella y extraordinaria Chanagunda, hija de un senador del pueblo de los cántabros, sus aliados. El propio Ruimundo nos relata como fueron sus años defendiendo la frontera sueva del río Esla de los ataques de los visigodos desde el Castillo del Aguilar. Su hermano Teodemundo, casado con la rica patricia astur Eldontie, hará la misma labor desde el Castillo de Coyanza, aguas abajo del río Esla. Guerras y bodas, bodas y guerras, fue su disfrutar en aquel siglo bárbaro. El último ejército suevo fue destrozado por los visigodos defendiendo la ciudad de Gijón.
El final de los suevos produjo un giro inesperado a la historia de Hispania.
Pero, ¿quienes eran esos cántabros y astures de los que hablas? Me pregunta un sobrinito. Y entonces escribí Historia de un talento.
Para explicárselo me inventé la historia de Bodón, tercer hijo de un noble cántabro, que es enviado desde Vadinia a conocer mundo, el mundo y pensamiento del imperio que acabó con su legendaria libertad y costumbres ancestrales. Tan solo llevará en su zurrón un talento; un talento de oro puro. Una única misión, regresar, volver para contarlo. Su padre perdió una mano en la guerra pero él, él puede perder lo más sagrado de su existencia.
La libertad.
¿Y los astures?
Pues quien mejor que el rey Ramiro y sus legendarios caballeros palatinos que inspiraron mitos y leyendas que se extendieron durante siglos por toda Europa de la boca de los peregrinos a Santiago de Compostela.
En su corto reinado inspiró y construyó los mas bellos templos nunca construidos en la Hispania Cristiana, pero tuvo que combatir y mucho ya antes incluso de portar la corona real.
Ramiro y el hazo comienza cuando los supervivientes de la batalla del río Ebro regresan a Asturias, victoriosos sobre los Banu Qasi de Zaragoza que les querían imponer de nuevo el tributo de Las Cien Doncellas anuales. Algo ocurrió cuando tenían la batalla prácticamente perdida, algo sobrenatural, algo imposible de concebir, y Ramiro reunirá a esos doce caballeros, apenas unos mozos, en el torreón de Gijón para enseñarles los principios de la guerra y como será su reinado.
Gijón, ¿lo recuerdan? lo he escrito unas líneas más arriba: el final del reino suevo, pues allí, mirando a la playa de San Lorenzo, comenzará el reino de Ramiro de Oviedo, el justiciero, Vara de La Justicia, rey ejemplar. Con sus condes y caballeros iremos ora de la defensa de la ciudad de La Coruña atacada por un ejercito de naves vikingas ora a defender Vitoria atacada por los sarracenos cordobeses. Y atacaremos las Rías Bajas, y nos haremos con Tuy, y después con Ourense y bañaremos nuestro culo hermoso en sus aguas termales y medicinales.
Los doce de la fama, los caballeros palatinos del rey Ramiro.
Y el hazo. Pues lo que las suevas dan las suevas te pueden quitar.
En tres libros compilo una buena parte de los mitos originales de la Hispania Medieval, originarios muchos de ellos de la época imperial romana, pues la caída de Roma produjo grandes cambios pero no hubo una ruptura total en Europa, no fuimos invadidos por extraterrestres si no por pueblos de más allá del río Rhin o del estrecho de Gibraltar.
No os pesará, al contrario, leer estos estupendos relatos en los que he trabajado estos dos últimos años.
Tres libros, tres fantásticas historias.
Daniel Paniagua Díez