Tres mil años esperándote

El amor somete a la soledad y el tiempo, el gran remedio a todos los males del corazón que Alithea (Tilda Swinton) vislumbra al toparse con un djinn embotellado (Idris Elba), es decir, un genio como el que ayudó a Ali Babá frente a los cuarenta ladrones. Un cuento repleto de cuentos en una fábula que George Miller, el cineasta creador de la saga Mad Max, lleva en grado sumo por la vía preciosista y romántica. Fastuosa en colores y ambientación, también en emotividad y sentimientos, que cala por momentos, en otros parece grandilocuente, pero deslumbra en forma y fondo a pesar de sus largas disquisiciones sobre el sentido de la existencia. Una amalgama sobre la vida y la mortalidad y nuestro fugaz paso por el mundo que ni empalaga ni hastía y encima deja un poso provechoso en el ánimo.

Puntuación @tomgut65: 6/10