Construir y equilibrar tu vida tal y como quieres no es algo fácil de hacer. Son muchos los elementos a tener en cuenta, muchas las cosas que nos aportan estabilidad, felicidad, que cubren nuestras necesidades materiales, afectivas, personales o espirituales. Algunos de esos factores son el trabajo, los estudios (para poder tener no solo ya un futuro, sino un presente y una independencia económica, y sentirse realizado y productivo, además de pagar las facturas, y de comer) los amigos, la familia o la pareja (para nuestras necesidades emocionales) la salud (muy importante,desde luego) y por supuesto, un sinfín de pequeñas cosas que hacen la vida, y que son importantes para nosotros, como, no sé, nuestras aficiones, intereses y algo de tiempo para uno mismo. Que todo esto vaya bien y tal y como uno desea parece casi imposible. Yo envidio a la gente que asegura haber encontrado el equilibrio, la paz, o la calma en sus vidas, o como demonios quieran llamarlo. Personalmente, sigo buscando el mío propio, montar mi vida a mi manera. Y que cosas, siempre que un tema va bien, otro se estropea. Menos mal que no soy solo yo, en realidad, es algo que le pasa a todo el mundo. Esas personas que mencionamos son la rara excepción, y ojala nos pudieran decir el secreto, pero este tema es algo tan subjetivo y personal que cada uno ha de buscarlo por su cuenta. Mucha gente que conozco siguen haciendo eso, buscando la mejor manera de poner sus vidas en equilibrio y ser lo más felices posible, dentro de las circunstancias que tenemos, que, como bien sabéis, no son precisamente las mejores. Esta terrible crisis que parece no tener fin ha robado ha mucha gente su trabajo, su ocio, ha roto parejas y familias (ya se sabe que cuando la pobreza entra por la puerta, el amor se va por la ventana,o eso dicen) y en general nos esta jodiendo bastante a todos. Pero una crisis, ya sea global, local o simplemente personal, puede ser una gran oportunidad para cambiar las cosas, para tomar nuevas direcciones, y quizá, encontrar nuevos y sorprendentes caminos en la vida que, quien saben, pueden hacernos felices. En los medios ya vemos historias de personas que perdieron su trabajo por la crisis, y montaron un negocio que no les va muy mal y con el que están contentos, o que se marcharon de su país buscando mejores oportunidades fuera y también les fue bien, o conocieron a alguien especial. Historias que nos hacen recuperar un poquito la fe en que, quizá un día, nosotros también lo logremos. Historias como las de las tres películas que voy a recomendaros ahora.
En "La casa de tu vida"; una película de 2001, Kevin Kline interpreta a George Monroe, un hombre maduro sumido en una profunda crisis personal, tras haber sido despedido de su trabajo como arquitecto y saber que esta enfermo de cáncer y que no le queda demasiado tiempo. George, divorciado desde hace años de su esposa Robin (Kristin Scott Thomas) decide obligar a su hijo Sam (Hayden Christensen) un joven rebelde y que coquetea con las drogas, a pasar con él el verano construyendo una casa en el solar heredado de su padre. Al chico no le hace demasiada gracia la idea, y no se lleva demasiado bien con su padre, ni casi con nadie. Para George, construir esa casa se convierte casi en una obsesión, un proyecto de vital importancia. Ante su inminente muerte, desea dejar algo de sí en este mundo, y según la casa va siendo construida, más miembros de la familia se van implicando en el proyecto, Robin, su nuevo marido, sus dos hijos pequeños, Alyssa (la chica que vuelve loco a Sam, interpretada por Jena Malone) y multitud de vecinos y amigos. Y así, George tendrá ocasión de reconstruir su vida, desde su relación consigo mismo hasta sus dañadas relaciones con su hijo y su ex mujer, y encontrar una nueva posición frente al mundo que hará encontrar la calma necesaria para, finalmente, morir en paz. La peli es buena, y a pesar del argumento, no es un pastelón como cabría esperar. Tiene momentos muy duros y algunos muy tiernos, incluso algunos divertidos y es bastante emotiva sin ser empalagosa. Cuenta además, como un estupendo reparto de veteranos y jóvenes, y supongo que no es difícil encontarla online o descargarla, aunque también, si preferís, la suelen poner mucho en la Sexta 3 en plan sobremesa de fin de semana, y yo he llegado a verla en algún otro canal también.
En "Bajo el sol de la Toscana" (2003) Diana Lane interpreta a Francis Meyer, una mujer también de mediana edad, y también sumida en una fuerte crisis personal tras su divorcio, que le ha causado una depresión y un bloqueo creativo que le impiden seguir con su carrera como escritora. Francis decide apuntarse a un viaje por la Toscana, para cambiar de aires, alejarse un poco de su tristeza y encontrar de nuevo la inspiración. De inmediato, se enamora de una preciosa finca abandona, y, sin saber muy bien lo que hace, gasta casi todo su dinero en compararla y reformarla. Es mucho el trabajo que queda por hacer en la casa y en el terreno, y mucho lo que Francis tiene que reconstruir de su nueva vida. Pero al final, acaba logrando su objetivo: respirar aire nuevo, poner las cosas en orden, conocer a nueva gente, y volver a ser feliz y a estar llena de vida. Igual que la anterior, esta película es divertida y tierna sin empalagar mucho ni ser moralina, y suelen ponerla bastante en plan cine de sobremesa de fin de semana, pero si no queréis esperar a un pase, no es difícil de encontrar en Internet para ver online o en descarga. Tiene un interesante reparto, con buenos secundarios como Sandra Oh (famosa por su papel de Christina en Anatomía de Grey, el drama médico de esta década) y yo suelo pasarlo bien cuando la veo, así que si gustáis, la recomiendo.
"La pesca del salmón en Yemen" (2011) es una excelente película que cuenta como protagonista con uno de esos actores de gran talento y versatilidad que, personalmente, me encanta, como es el señor Ewan McGregor. En esta ocasión, se mete bajo la piel de Fred Jones, un experto en piscicultura típicamente británico y un tanto estirado, a quien consulta un poderoso jeque yemení para poder introducir la pesca del salmón es ese país, cosa casi imposible, dado que Yemen es un desierto, y no tiene el clima ni los ríos necesarios para esa especie de pez. A Fred no le va muy bien en su matrimonio, y según se va involucrando más y más en semejante proyecto de locos, se va también enamorando de su nueva compañera de trabajo, la ayudante del jeque, Harriet Chetwode-Talbot. Ella espera a que su novio, Robert, desparecido en combate en Afganistán, regrese sano y salvo, pero parece corresponder a los sentimientos de Fred y sentirse atraída por él. Cuando, contra todo pronóstico, Robert regresa entero, y el proyecto es saboteado por militares locales que se oponen a él, Harriet y Fred tendrán que tomar una importante decisión: ¿que dirección seguirán sus vidas? ¿volverá cada uno de ellos a su sitio, seguirán el camino que tienen grabado en los genes como augura la esposa de Fred, o, como el salmón, nadarán contracorriente y lucharán por sus ilusiones, por su relación y por su proyecto? Naturalmente, y dado que la peli es bastante reciente, no revelo el fnal porque es muy posible que más de uno aún no la hayáis visto. Si es así, os la recomiendo. Es una excelente película, con un gran reparto, y que te hace pensar en la extraña naturaleza humana, en lo raros y difíciles que somos aferrándonos a esos sueños que parecen imposible, y, como el salmón (protagonista inconsciente de esta historia) nadamos contra viento y marea, intentando encontrar nuestro sitio y ser felices. La peli ya la han estrenado en abierto en tv, así que el día menos pensado seguro que la ponen de nuevo una sobremesa de fin de semana, o una noche. Y si no, ya sabéis, la veis online en la red o la bajáis.
Creo que estas tres películas ilustran muy bien de lo que quería hablar. Las dos primeras usan la metáfora de la casa a construir como la propia vida, una metáfora que creo es muy poderosa. Hablan de demoler viejos cimientos y de construir cosas nuevas y mejores. En cuanto a la tercera, no hay casa, pero si un proyecto, un sueño que muchos considerarían de locos: poder pescar salmón en los desiertos de Yemen. Imagino que a muchos les habrán dicho también que están locos, o que son unos soñadores sin remedio cuando han querido emprender un nuevo proyecto de vida, un nuevo negocio, la compra de una casa, marcharse lejos, o empezar una nueva relación. Pero ellos han emprendido su camino sin importarle los obstáculos que se encontraran, o si tenían que nadar contracorriente como el terco salmón. Si hoy recomiendo estas tres películas, es porque creo que mandan un mensaje positivo: imagino que el rollo de que el japonés emplea la misma palabra para decir crisis que para decir oportunidad ya esta un poco trillado, y no se si es exactamente cierto, pero lo que sí lo es es que tan solo hace falta un poco de actitud para convertir la una en la otra. Y hasta aquí llegamos hoy. Nos vemos muy pronto y ya os cuento más cosas. ¡¡Besitosss!!