Los vecinos son una categoría interesante: son personas con las que compartes cierta proximidad geográfica y nada más. Se pueden comparar con la familia: no los puedes escoger, tan solo puedes hacer pequeños cambios para mejorar la convivencia con ellos.
¿Conoces a tus vecinos?
¿Sabes cuántos vecinos hay en tu edificio? ¿Si necesitas una herramienta específica, sabrías a qué vecino pedírselo? ¿Sabes quién vive en aquel apartamento donde siempre hay encendida una luz en la habitación pequeña ( se ve desde la estación del bus)? ¿Hay alguien en tu edificio que estaría dispuesto a regar tus plantas mientras estás de viaje?
Aunque no hayas hablado nunca con tus vecinos, tienes una imagen de cada uno: por (no) saludar en el ascensor, por la música que se escucha por la ventana, por las fiestas de los sábados. Y cuánto menos conoces a las personas que hay detrás de estas formas de actuar, hay más probabilidades de que te moleste.
¿Te molestan? Todo cambio empieza contigo
Puedes quejarte, puedes reclamar, puedes sufrir en silencio, o puedes invertir tu energía en crear un cambio real, empezando por tu propio comportamiento. Estos tres pasos (no necesariamente en este orden) te ayudarán a tomar las actitudes de tus vecinos con más filosofía y a sentirte mejor contigo mismo.
1) Preséntate
Las navidades son la excusa perfecta para dar una vuelta por el edificio y llamar al timbre. Equipado con unos dulces navideños puedes pasar puerta por puerta para presentarte. No hace falta que te inviten a pasar, ni que sepas algo más que el nombre de la persona. El simple hecho de haber hablado contigo te hará más simpática (y tu lo serás para ellos). Ya no es la señora esta que pone la música muy alta, sino Maria Isabel que ha tenido un día duro en el trabajo. Equipado con el nombre, podrás pedirle en el futuro que baje el volumen de sus altavoces (pero no lo hagas en la misma cita).
2) Saluda, sonríe, abre la puerta
Cuando te encuentres con un vecino en la escalera o en el ascensor, sonríe y saluda. No te cuesta nada y nunca sabes hasta qué punto le harás un regalo a la otra persona con esa sonrisa. Las navidades es la perfecta excusa para empezar con esta tradición. Empiezas con un feliz navidad y después pasas al saludo normal en las próximas ocasiones. Y si eres una persona muy tímida, es un reto sin grandes riesgos.
3) Comunica con gentileza tus frustraciones y logros
Visitando a una amiga vi el siguiente cartel colgado en el ascensor: “El coche con la matrícula xxx está aparcado en una plaza que no le corresponde. Retírelo inmediatamente!!!!!!” Me sentí culpable aunque no tengo ni coche.
Compáralo con este aviso que colgaron mis vecinos una semana antes de su última fiesta: “Estimados vecinos. El próximo sábado a partir de las 22h organizarémos la fiesta de cumple de Dani en el piso 3º 2ª. Intentaremos mantener el ruido en un nivel aceptable y rogamos disculpas por cualquier molestia que pudieramos ocasionar. Si la fiesta no le deja dormir, venga a festejar con nosotros”
El tono hace la música y nada impide que hagas de dirigente en tu finca.
¿Cuál ha sido tu experiencia con los vecinos?
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Imágen: gaelx / flickr