Revista Coaching

Tres prácticas para mantener vivos los valores corporativos

Por Alberto Barbero @albarbero

Tres prácticas para mantener vivos los valores corporativos

Los valores corporativos suelen ser un documento olvidado que se resucita en pocas ocasiones y con poca credibilidad. Un documento, además, muy parecido al de otras organizaciones. Probablemente esos valores se definieron con buenas intenciones, pero el día a día y las prioridades suelen transformarlos en una especie de zombies que evidencian las incoherencias de una organización.

Sin embargo, los valores pueden ayudar a humanizar los espacios de trabajo y, como consecuencia, a generar entornos de mayor motivación y productividad. Poner o no nuestra atención sobre valores modifica totalmente nuestra realidad y nuestro ambiente de trabajo. Por eso, crear un ambiente respirable y humano es un desafío de primer orden. Más allá del esfuerzo y ejemplo individual, Frederic Laloux, nos cuenta en “Reinventar las Organizaciones” algunas prácticas reales que se llevan a cabo en organizaciones avanzadas y que quizás nos den alguna pista para revivir nuestros valores y hacer de ellos algo más que un documento en desuso.

1.Reuniones sobre los Valores

Esta práctica puede tomar muchas formas. Una de ellas es la de la realización de talleres para vivenciar e interiorizar los valores corporativos. En estos talleres de trabajo se pueden integrar ejercicios vivenciales con reflexiones sobre el día a día y conclusiones prácticas tanto para la organización como para cada persona. Periódicamente, por ejemplo cada dos meses, también se puede invitar a todo el mundo a una “reunión de implementación de los valores”. En esta se identifican problemas encontrados en relación a los valores en el último periodo y se proponen cambios y soluciones para mantener la coherencia con ellos.

2. El “Día de los Valores”

Suele ser un día al año en el que se hacen actividades de distinto tipo (lúdicas, festivas o reflexivas) para tener en mente los valores y la cultura de la empresa en general. Para interiorizarlos y entenderlos mejor o para, por ejemplo, cuestionarse cómo ponerlos en valor tanto a nivel individual como de los equipos. Una opción alternativa pero en la misma línea podría ser la de dedicar cada año a uno de los valores y organizar actividades periódicas para identificar formas de llevarlos a la acción.

3. Encuesta Anual sobre los Valores

No tiene porqué ser exactamente una encuesta. La idea es, una vez más, poder tener conversaciones sobre los valores que nos ayuden a tenerlos en mente en nuestros procesos y a identificar prácticas más coherentes. El formato de encuesta ayuda a tener una conversación posterior por áreas, unidades de negocio o equipos para compartir los resultados de la encuesta y sacar algunas conclusiones operativas.

¿Conoces alguna otra práctica para fortalecer la experiencia de los valores en un entorno organizativo?


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