CAPÍTULO 20
El Juego del Gato y el Ratón
-¿Estás completamente segura de que no quieres acompañarnos al partido? -me pregunta Nerea por milésima vez esa noche. -No, sólo quiero estar sola un rato. No te ofendas -le respondo. -De acuerdo.-Diviértete -la despido, y por fin consigo mi objetivo. Me sorprende levemente no sentir ganas de llorar. Ver a Abel, aunque fuese tras la ventana de una cafetería, ha hecho que algo cambie dentro de mí. Y me doy cuenta de que podría haber hablado con él, al menos para explicarle lo que realmente sucedió esa noche con Pablo, pero he decidido dejarlo estar. ¿Qué necesidad hay de revolver las cosas? Lo pasado, pasado está...