Un vecino de barrio con quien no he hablado nunca es Guardabosques; le suelo ver muchas mañanas montar y marchar en su todoterreno rotulado y oficial, un buen vehículo repleto de carpetas, informes y curiosas herramientas no habituales para el resto de sus vecinos. Suelo imaginar que irá a controlar las actividades forestales, que participará y colaborará con alguna universidad en algún estudio de aves, haciendo recuentos, que inspeccionará las actividades de las sociedades de cazadores antes de temporada, que cuidará los entornos naturales protegidos de turistas inconscientes, que vigilará ríos y pescadores, un trabajo perfecto para un amante de la naturaleza.
En 2012 un vecino de Berastegi me escribió contándome como en el paraje Aiola una cuadrilla de jóvenes motoristas, día sí, y día también iban con sus ruidosas motos, fuera de pista, atravesando hayedos centenarios, estropeando y machacando un suelo de turba que ha costado miles de años formarse, que no les importaba que las aves estuvieran en época de cría, sus ruidosas motos iban y venían cuidadosamente tuneadas sin silenciador. A este vecino totalmente escandalizado le sugerí se pusiera en contacto con el Dpto. de medio ambiente de la Diputación de Gipuzkoa. Este departamento puso a mi interlocutor en contacto con un Guardabosques, con el que llegué a hablar por teléfono y al que pedí una entrevista para contar en Basozaina como es el trabajo real de un Guardabosques, sus dificultades, proyectos o sugerencias de mejora. No ha llegado todavía la hora de esa entrevista, algún día será.
2013.08.28 Aiolan
Tras recibir las esperadas y evasivas respuestas oficiales, sugerí a mi amigo de Berastegi, que para conseguir algo, al menos la atención de los vecinos de la zona era hacer “ruido” más ruido aún que el de las motos. Hicimos un vídeo en el que aparecen los motoristas claramente identificados y donde se puede comprobar el desastre ocasionado sobre el terreno. En verano de 2013 también se hace eco de este problema la prensa de ámbito provincial y local. Al menos la gente sabe lo que está pasando y quienes son los responsables. Tengo que confesar también que en las muchísimas excursiones que he hecho por Gaztelumendi jamás me he encontrado con un Guardabosques de verdad, probablemente el día que suceda me limite a darle un abrazo, quizás sólo para provocar reflexión.
Verano de 2013, playa de Zarautz, luna llena, marea alta y viva que llega hasta el malecón, de forma que la gente se ve obligada a “ocupar” el terreno acordonado de las dunas de Iñurritza, unos escasos 6 de metros de talud de 600 m. de longitud a lo largo de la playa. Una mujer desencajada y con el móvil en manos libres grita medio histérica que las dunas están “ocupadas”, que venga alguien, que esto es un desastre. Justo cuando comienza a bajar la marea, un Guardabosques oficial de la diputación aparece y con amabilidad, paciencia y saber hacer, va desalojando poco a poco el terreno ocupado. A 10 m. de distancia las élites de Zarautz juegan legal y cómodamente al golf en las dunas de Iñurritza, un 90% de ellas para los golfistas y un 10% espacio declarado protegido y acordonado para todos. El helicóptero de la Ertzaintza como todos los días de playa de este verano acababa de pasar saludando, sí, saludando a todos los bañistas. La barroca puesta en escena que se desarrolló me dejó bastante claro que los análisis coste-beneficio con el que todo se mira, juzga y decide en la administración, favorecen a las élites, controlan las masas e ignominiosamente olvidan las minorías. Al día siguiente de playa, volví a Aiola y allí seguían los motoristas, atravesando el hayedo fuera de pistas y caminos. Ningún Guardabosques a la vista.
Diputación, diputación, tenemos un problema........ y lo más grave del caso es que ustedes lo saben lo estimulan y lo ocultan. En las plantaciones de coníferas de la comunidad, las entresacas no se limpian, quedan sobre el terreno, la madera de pino americano no vale nada, cuesta más talar que los beneficios de la venta de madera. El monte va y va acumulando sin cesar combustible. El día que llegue y tarde o temprano llegará una ola de calor similar a la de 2003, el monte arderá sin remedio, la élites seguirán jugando al golf y alguno hará un gran negocio de la tragedia.
Otro día os contaré como "torean" los cazadores a los Guardabosques, muy de película de Berlanga.