La Trilogía de Getafe reúne tres novelas de literatura juvenil con una temática marcadamente romántica. Cumplía todos los requisitos para que no me convenciera nada, pero me llamaba la atención el reto que se le planteaba a un autor, un hombre adulto, a la hora de escribir tres historias cuyas protagonistas eran tres chicas adolescentes. Creo que tiene mérito meterse en un fregado de esas dimensiones y por esa parte tiene todo mi respeto.
Por el resto de partes, a mí no me ha gustado absolutamente nada. Supongo que tampoco soy la clase de público a la que Silva buscaba, pero eso me hace reflexionar. Primero porque soy chica y también tuve 16 años. Por aquel entonces ya había devorado los libros de Anne Rice y Bram Stoker (los vampiros de mi generación) y ya habían caído en mis manos mis primeras novelas de Bukowski, Vian y Loriga. Acepto que no eran lecturas comunes para la mayoría de mis compañeros de clase, pero a esa edad, si las cosas no se han liado demasiado, quien lee fuera del temario que marcan en Literatura, es porque siente curiosidad, ya sea por los vampiros, la historia, la filosofía, los grandes clásicos... Y ninguno de estos elementos se ofrecen en las páginas de estas novelas.
Segundo, porque los chavales de instituto no son tan inocentes a ciertas edades (Si los padres se metieran un instante en los pensamientos de sus hijas adolescentes...) y ahí se nota mucho que quien escribe es un adulto, con su propio punto de vista de persona formada. Una visión que no creo que encaje exactamente con la de los menores de edad.
No me resulta extraño que los chicos lean la saga Crepúsculo, pero me gustaría conocer la lógica por la que alguien se apasionaría con la Trilogía de Getafe.. No sé, me gustaría saber a quién y por qué atraen este tipo de libros, teniendo vampiros tan buenorros y magos en escuelas que molan por ahí danzando.