Revista Religión

Tristeza

Por Frabreum @FRABREUM
Tristeza
CLUB 700 -  “Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto;aún a la distancia me lees el pensamiento. Mis trajines y descansos losconoces; todos mis caminos te son familiares. No me llega aún la palabra a lalengua cuando tú, Señor, ya la sabes toda”, Salmos 139:2-4.
Hace poco,tuve un día en el que me sentía algo triste. Era como Ígor de Winnie-the-Pooh.Para quienes no están familiarizados con esta serie de libros y caricaturas,Ígor es un burrito azul que personifica el desánimo. El oso Pooh y otrospersonajes del Bosque de los Cien Acres siempre tratan de alegrarlo.
Mi día noiba mal, pero me faltaba gozo y entusiasmo. Posiblemente, fueron todos loscambios en  mi alrededor los que meafectaron: mis hijos tenían vidas aparte, mis nietos están creciendo demasiadorápido, pronto acabarían las vacaciones... Estas ocurrencias nos suceden amuchos de nosotros, pero en realidad no era justificación para sentirme así.Tal vez hayas tenido momentos o días similares.
Hice todolo que sabía hacer: leer mi Biblia, orar, tomar café, desayunar e ir atrabajar. No oré para que Dios quitara el sentimiento, pero Él sabía cómo mesentía, después de todo Él me conoce mejor que nadie. ¡Él me creó!
Caminandohacia mi trabajo, pensaba: ¿Por qué estoy triste? Empecé a sonreír e imaginarmecomo una mujer enojada qué tenía mucho de qué alegrarse. El día era hermoso,tenía trabajo, una familia amorosa, alimento y buena salud y esa lista podíaser más larga.
Paraquienes conocemos al Señor, tenemos ya una maravillosa razón para dar gracias yalabanzas. Jesús nos ama, aunque estemos entristecidos. Él murió en la cruz yresucitó de la muerte para que tengamos vida eterna.
“Porquetanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que creeen Él no se pierda, sino que tenga vida eterna”, Juan 3:16.
Dios usóeste recordatorio para cambiar mi tristeza en gozo. ¡Qué día tan genial fue!Empecé a cantar en mi mente y dar pasos felices. El entusiasmo sí regreso.Puedo volver a entristecerme otra vez, pero conociendo a Cristo y recordando loque Él hizo por mí, me devolverá ese gozo de nuevo.
Así que sime ve como Ígor, ¡por favor recuérdeme del amor de Dios!
Escrito porKathy Schultz. Escritora de CBN

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