Revista Cultura y Ocio

"Tropas del espacio" de Robert A. Heinlein (1959)

Publicado el 18 julio 2014 por Tomas

Saludos. Bienvenidos a esta nueva reseña, que es especial por dos motivos. La primera, que veremos una obra maestra indiscutible e imprescindible de la Ciencia-Ficción. La segunda es que esta entrada supone... [redoble de tambor, fanfarrias, malabaristas, acróbatas, bailarinas exóticas, Los Suaves, chimpancés en triciclo, Disney on ice, tigres blancos saltando por aros en llamas, gaiteiros, mariachis, fuegos de artificio] ¡ la reseña número 100 de KindleGarten! ¡oe oe oe oeee! ¡Hurra! ¡Olé, olé! ¡KindleGarten, ra ra ra!

Pues sí, cien reseñas ya. Para celebrarlo, hoy hablaremos de una novela controvertida, que levantó mucha polvareda y que a día de hoy sigue siendo bastante malinterpretada. Vamos allá:

Título: Tropas del espacio ( Starship troopers)

Autor: Robert Arson Heinlein. Primer Gran Maestro de la SFWA y comúnmente aceptado como uno de los tres autores principales del género, junto a Isaac Asimov y Arthur C. Clarke. Quiso ser militar, pero lo declararon no apto en dos ocasiones. Ingeniero mecánico de profesión, en la Segunda Guerra Mundial colaboró con el ejército de su país, investigando nuevos materiales. Fue uno de los principales responsables de sacar a la Ciencia-Ficción del submundo del pulp y de establecerla como género literario por derecho propio, siendo su recompensa, entre otras cosas, cuatro premios Hugo.

A qué género(s) y estilo(s) pertenece: Es una novela de Ciencia-Ficción blanda (aunque rigurosa y plausible en sus planteamientos) y de Anticipación, al proyectar desarrollos tecnológicos viables en un futuro. Es una historia bélica, pues se centra en el ejército y narra un conflicto armado. Es un libro de aventuras; y es además una distopía, en cuanto se ambienta en una realidad hipotética desagradable en sí misma: una sociedad militarista y belicosa de corte fascista.

Qué cuenta: En un futuro cercano, la expansión de la Humanidad por el Universo la lleva a entrar en conflicto con otras especies inteligentes. En un estado de guerra total, la Federación terráquea invierte grandes recursos en las fuerzas armadas. Dentro de ellas, el Cuerpo más duro, aguerrido y esforzado es la Infantería móvil: una unidad de tropas aerotransportadas que es lanzada sobre territorio enemigo, prácticamente a ciegas y siempre en inferioridad numérica, cuyos miembros luchan protegidos por trajes-armadura que les dotan de gran movilidad y de un enorme potencial de fuego. El protagonista, Johnny Rico, narra sus vivencias en la IM desde que se alista hasta que se convierte en un veterano, mientras asume la filosofía castrense, cumple la instrucción, entra en combate, pierde amigos y compañeros, y aprende su lugar en el ejército y en la sociedad.

El panorama que presenta Heinlein para el futuro de nuestro mundo no es demasiado esperanzador: la Tierra se rige por un Gobierno único, habiendo desaparecido los Estados soberanos, que demostraron, en el pasado, su ineficacia como modelo organizativo. Tras una crisis de dimensiones planetarias, se ha establecido una sociedad militarista, en la que el ejército se erige como salvaguarda de la moral y de los principios éticos, así como garante de la seguridad y de la libertad. Es tal su peso en el conjunto de la sociedad, que la ciudadanía, y con ella derechos como el sufragio, sólo puede obtenerse tras cumplir dos años de servicio militar, habiendo gente que jamás la alcanza. El status militar se considera superior al civil, y prima una selección casi darwinista de las personas en función de sus capacidades y sus facultades para la vida castrense, propugnándose ya desde el sistema educativo que las diferencias entre individuos son lógicas, y que la igualdad de derechos de todas las personas y la no-violencia son falacias y muestras de debilidad, que provocaron el colapso del anterior modelo social.

Bien. Si este escenario no es tan distinto al de muchas otras distopías que conocemos, ¿de dónde procede la enorme polémica que rodeó a "Tropas del espacio"?

Pues, a mi entender, del tono empleado por Heinlein para su novela. Está narrada en primera persona por Johnny Rico, un joven que se alista contra la voluntad de su familia, acompañando a su amigo Carl. Mientras Carl, mucho más dotado que él para las ciencias puras, es destinado a Ingeniería, Johnny termina en la infantería móvil, que como ya comenté es el cuerpo más duro, corajudo y pendenciero del ejército. El asunto es que a través del relato personal de Johnny vamos conociendo la disciplina, la mentalidad y las condiciones de vida del instituto armado, a la par que conocemos los principios filosóficos que rigen la hipotética sociedad futurista a la que pertenece.

"[...] sólo expresaba mi desprecio por una idea estúpida e inexcusable, práctica que sigo siempre. A cualquiera que se aferre a esa doctrina históricamente falsa, e inmoral por completo, de que la violencia no resuelve nada, [...] La violencia, la fuerza bruta, ha arreglado más cosas en la historia que cualquier otro factor, y la opinión contraria constituye el peor de los absurdos. Los que olvidan esta verdad básica siempre han pagado por ello con su vida y su libertad [...]"

Como en la época no existía Internet, Heinlein no le pudo poner la etiqueta <ironic> a su libro, y gran parte del público no comprendió que estaba asistiendo a una crítica durísima al fascismo, al militarismo, al racismo y al totalitarismo en todas sus formas. Por el contrario, el tono de asunción y de justificación de Rico de todo lo que vive y presencia, sin cuestionarse en ningún momento lo cruel, arbitrario, injusto o deleznable de la disciplina castrense, provocó que muchos tomasen la novela por todo lo contrario, esto es, una apología de lo que en realidad estaba intentando criticar.

Porque Heinlein es, en cierto modo, como Buster Keaton, el inmenso actor del cine mudo conocido en España como "cara de palo" o "Pamplinas", que hacía reír a carcajadas con sus golpes, caídas y acrobacias, pero sin mudar jamás su rictus inexpresivo. Así, su personaje Rico asiste (y padece) una anulación total de la personalidad y de la individualidad, órdenes arbitrarias, sometimiento a una obediencia ciega inculcada por hipnosis, sanciones disciplinarias que incluyen el castigo físico y hasta la ejecución, y una instrucción moral y filosófica orientada al fascismo más recalcitrante.

"Hay una antigua canción que asegura que 'las mejores cosas de la vida son gratuitas'. ¡No es cierto! ¡Es totalmente falso! Esa fue la falacia trágica que produjo la decadencia y el colapso de las democracias del Siglo XX."

Pero como ya vimos en la reseña de su "Amos de títeres", con Robert A. Heinlein nada es lo que parece, y cuando piensas que es un fascista reaccionario, en realidad te la está colando. Heinlein era un adalid del individualismo, eso es cierto, y se observa en su obra un interés por los personajes autosuficientes y con más recursos que una navaja suiza, como Rico. Pero no era totalitarista (¿Cómo podía serlo cuando intentó por todos los medios luchar contra el nazismo, y tuvo que conformarse con ayudar desde un laboratorio en el que investigaba nuevos materiales para la industria armamentística?)

En la parte literaria, Heinlein usa un estilo sencillo pero cuidado, escaso en descripciones pero con un ritmo muy vivaz, y cuestiones ético-filosóficas aparte, como novela estrictamente bélica engancha y mantiene en vilo, en especial durante las batallas, que narra de una forma muy gráfica, y en las que en todo momento tienes claro en dónde están Rico y el resto de sus hombres, teniendo la sensación de estarlos viendo. Las "bajadas" (acción en la que los infantes son lanzados sobre el planeta objetivo, siendo el orgullo y el hecho diferencial de la IM con el resto de cuerpos) son espectaculares, y Rico las narra de manera muy emocionante. Los diálogos son fluidos, y el autor sabe otorgarles voces a los personajes, coherentes con su papel, sobre todo los militares dogmáticos, disciplinados, ceñidos al reglamento y firmes creyentes en la autoridad con la que su sociedad les ha revestido.

"A ver, usted, ¿cuál es la diferencia moral, si es que hay alguna, entre el soldado y el civil? - La diferencia - contesté cuidadosamente - se basa en la cuestión de la virtud cívica. Un soldado acepta la responsabilidad personal por la seguridad de la política del cuerpo del que forma parte, defendiéndola si es necesario con su vida. El civil, no."

Como novela de Anticipación, es de recibo destacar, por su importancia en tantísimas creaciones posteriores, los trajes de combate que usa la Infantería Móvil: unas sofisticadísimas armaduras o exoesqueletos, que les conceden blindaje, capacidad para cubrir grandes distancias mediante saltos y planeos, soporte vital y un armamento de gran calibre, que incluye lanzallamas, ametralladoras, granadas de explosión retardada e incluso bombas nucleares. Ni qué decir tiene lo que el concepto inspiró: desde una infinidad de Mechas japoneses hasta tantos escenarios de juego como Battletech o Warhammer 40000 e ideas similares en películas como Aliens o Matrix y cómics como Iron Man, por citar sólo unos cuantos.

Una última idea, relativa a la controversia que suscitó "Tropas del espacio", y esta es cosecha mía por lo que puede ser errónea, vemos como el enemigo del humanidad, una especie inteligente de seres insectoides a las que los humanos llaman "las chinches", poseen, como insectos que son, una inteligencia colectiva, una mente "de colmena" estratificada en obreros, soldados y reinas, en la que el individuo no importa en absoluto, y sólo tiene valor en cuanto miembro que conforma un colectivo (¿recordáis la Gestalt que vimos en "Más que humano", la que decía que "el todo es mayor que la suma de las partes?"), siendo que cuando ya no tiene interés para la colmena se le deja morir sin más. A ello, Heinlein contrapone unos humanos que siempre recogen a sus heridos e indefensos, y jamás abandonan a un compañero, aún arriesgando la vida de otros si es necesario. Además de una parábola del comunismo que iría en la línea del resto de la mirada crítica e irónica del autor, creo ver también una manifestación del citado individualismo que defendía Heinlein, para quien un sujeto es importante en sí mismo, y son las diferencias entre unos y otros los que nos dan valor como personas, frente a la impersonalidad gris e indistinguible de "las chinches".

Personalmente, os recomiendo con fervor esta novela, a todos, aficionados a la Ciencia-Ficción o no. Disfrutadla simplemente como una historia de guerras y soldados, con el espíritu de tantas "hazañas bélicas" que proliferaron tras la Segunda Guerra Mundial. Al mundo del autor no le falta originalidad en este aspecto, con las enormes naves llamadas como grandes batallas (El Álamo, Gettysburg, Waterloo, Maratón..) y las pequeñas nombradas en honor de grandes soldados (Kamehameha, Leónidas, Vercingetorix, Sandino o la Rodger Young, a la que pertenece con orgullo Johnny Rico).

Si lo preferís, leedla como una distopía. Paraos a desmenuzar la crítica frontal de Robert A. Heinlein a una sociedad tecnócrata, inflexible y violenta, donde se cree en axiomas como:

"ya que un ser humano no tiene derechos naturales en absoluto".

O simplemente, si yo estoy equivocado por completo y "Tropas del espacio" es una apología y un enaltecimiento del militarismo, el totalitarismo, el fascismo, el racismo y algún otro -ismo que me deje (del machismo ya os digo que no, las mujeres son mejores pilotos que los hombres, Rico nos lo recuerda varias veces), leedla e indignaos con ella, y luego escribidme comentarios virulentos e incendiarios sobre el tema. Pero sea como sea, leedla porque es una obra maestra del género y no tiene desperdicio.


Más datos de interés: Fue publicada por entregas en la revista "The Magazine of Fantasy and Science Fiction" con el título de "Starship Soldier", y más tarde presentada como libro, ya con su título definitivo.

La polémica que suscitó no le impidió obtener el Premio "Hugo" a la mejor novela en el año 1960, el segundo de los cuatro que logró Heinlein a lo largo de su carrera.

Y qué decir de la adaptación cinematográfica estrenada en 1997, dirigida por Paul Verhoeven y protagonizada por Casper Van Dien como Johnny Rico, Denise Richards como Carmen Ibañez, Neil Patrick Harris [Barney Stitson :) ] como Carl y Michael Ironside como Rasczak.

Con el mismo título del libro, en España se subtituló "Las brigadas del espacio". La película respeta en gran medida la idea original de la novela, con la salvedad de no estar narrada en primera persona. Existen otras modificaciones, como que la infantería móvil no emplee los sofisticados trajes que se detallan en el libro, si no una panoplia mucho más simple, y que sus efectivos sean mucho más numerosos.

En su día no fue bien comprendida, y se llevó unos palos que era para verlos. Al igual que le pasó a la novela, mucha gente no comprendió la ironía y se la acusó de "americanada", belicista, violenta, sexista, simplona, apologeta... curiosamente, ha envejecido bien y las críticas mejoran a medida que pasan los años desde su estreno y el público va entendiendo las verdaderas intenciones del director.

Toda la cinta, de principio a fin, es una enorme farsa, una mascarada, una broma monumental para disfrutar sin prejuicios. Comenzando por el cásting, donde Casper Van Dien está más inexpresivo de lo normal, que ya es decir, o el cara de zapato Michael Ironside autoparodia sus papeles de tipo duro y lo borda como militarote estúpido e inflexible: siguiendo por los diálogos y las situaciones que se presentan; y terminando por la propaganda televisiva que se inserta a lo largo del metraje (una aportación original de los guionistas), todo destila cachondeo, sainete, astracanada y una deconstrucción clara de las películas de "hazañas bélicas".

A nivel técnico, está bastante lograda, y las escenas de combate están rodadas con claridad y buen manejo de los planos, con lo cual se siguen con nitidez y todo está donde debe estar. La labor de Verhoeven es muy solvente, y se observa un respeto por los grandes clásicos del género bélico. Nada que ver con las confusas luchas de "Transformers", por ejemplo. Los efectos especiales, sin ser espectaculares, tienen un nivel muy alto, y las criaturas alienígenas, animatronics en su mayoría, se ven creíbles, al igual que las astronaves y el resto de componentes más fantásticos.

En su día sorprendieron detalles del filme como las duchas y los vestuarios mixtos, y la normalidad con la que hombres y mujeres interactuaban desnudos como algo cotidiano. Además del componente sexual, con abundantes imágenes de semidesnudos tanto femeninos y masculinos, casi siempre injustificados, destaca su alto nivel de violencia, con planos explícitos de amputaciones y otras heridas. Los cortes publicitarios son divertidísimos y acabas esperando que llegue alguno, por lo maniqueos y patéticos que son, intentando provocar en la población el pánico y el odio hacia los insectoides, promoviendo los alistamientos en las tropas de la Federación (recuerdan al instante a los documentales Why We Fight), e incluso aleccionando a los niños a que colaboren en la lucha pisoteando insectos, bajo el lema "Do your part!". Y aún hay quien mantiene que no es una ridiculización...

Comentar también que tuvo tres secuelas: Starship troopers 2: Heroe of the Federation en el 2004; Starship troopers 3: Marauder en 2008, y Starship troopers : Invasion en 2012, y que dio lugar a una serie televisiva de 13 episodios: Roughnecks: The Starship Troopers Chronicles emitida en los USA en 1999; a una OVA japonesa de seis entregas; a una serie de cómics de la editorial Dark Horse; a videojuegos y a merchandise de todo tipo (figuras de acción, réplicas del armamento, cosplay...); incluso se habla de un remake en producción, pero no nos ocuparemos de nada de ello ahora para no extendernos en exceso.

Y esto sería todo, pues lo considero suficiente para presentar este clásico ineludible de la Ciencia-Ficción, y su injustamente vapuleada versión fílmica. Os recomiendo ambas, aunque la novela un poquito más :) y os sugiero que las disfrutéis sin prejuicios y sin complejos. Antes de despedirme, quiero agradeceros el haberme acompañado hasta esta reseña número cien, y os emplazo para otras cien más... Nos leemos!


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