Revista Cultura y Ocio

Troya

Por Enrique @asurza

Durante siglos se creyó que Troya no era sino una ciudad legendaria, que existió únicamente en el poema épico la Ilíada. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XIX, un arqueólogo alemán llamado Heinrich Schliemann consiguió demostrar que Troya había sido una ciudad que existió realmente.
La Ilíada, del poeta griego Homero, es la historia de la Guerra de Troya, que tuvo lugar entre griegos y troyanos. Después de la derrota de los troyanos, la ciudad desapareció sin dejar rastro y en el siglo XIX la mayoría de los historiadores creían que sólo existía como un antiguo mito. No obstante, Heinrich Schliemann (1822-1890) demostró que estaban equivocados.
Cuando sólo tenía siete años, Schiliemann vio en un libro de historia una recreación artística de cómo podía hacer sido Troya; fue entonces cuando quedó convencido de la existencia real de la ciudad y de que sus ruinas debían de encontrarse en alguna parte. Años después, los estudios de Schliemann sobre el poema de Homero le condujeron a la costa egea del oeste de Anatolia, a una colina llamada Hissarlik, situada en la actual Turquía. Algunos arqueólogos ya había sugerido que se trataba de un posible emplazamiento para Troya y, en cuanto llegó allí, Schliemann estuvo seguro de que era el lugar correcto.

Ubicación de Troya

En 1870 Schliemann comenzó a excavar en Hissarlik y no tardó en encontrar, a 4,5 metros bajo la superficie, un antiguo muro de piedras gigantescas. Un año después regresó para continuar la excavación y realizó más descubrimientos. En 1872, Schliemann tenía más de 100 trabajadores locales ayudándole. Encontró los restos, no sólo de una ciudad antigua, sino de varias ciudades construidas unas sobre otras. Estaba claro que cada ciudad había sido destruida y luego reconstruida sobre sus ruinas. Las excavaciones continuaron y se encontraron muros, urnas y fragmentos de cerámica. Pero ¿se trataba realmente de Troya? En junio de 1873, Schliemann pensó que había encontrado la respuesta a la pregunta.
En la base de un muro que estaba excavando, Schliemann vio una brillante pieza de oro. Cuando la cogió, se dio cuenta de que era una diadema. Poco después encontró otra diadema más, brazaletes de oro, una copa de oro y un gran recipiente de plata con miles de pequeños anillos de oro. Schliemann estaba eufórico y convencido de que había encontrado el tesoro de Príamo, el legendario último rey de Troya.
Tras la muerte de Schliemann, su colega Wilhem Dörpfel y después otros arqueólogos de la Universidad de Cincinnati continuaron la excavación. Se dieron cuenta de que el oro que Schliemann había llamado el Tesoro de Príamo era de una época unos 1.000 años anterior a este rey y a la Guerra de Troya. Procedía de la segunda de las nueve ciudades que yacen una sobre otra.
Los arqueólogos creen que Troya fue fundada a comienzos de la Edad del Bronce, que en Anatolia comenzó en torno a 3.000 años a.C. A lo largo de los siglos siguientes, Troya se convirtió en un centro comercial extremadamente importante, principalmente gracias a su emplazamiento. No sólo se encontraba en una de las principales rutas terrestres entre Asia y Europa, sino también en una ruta marítima entre el Egeo y el mar Negro. Gracias a ello, Troya se volvió extremadamente rica y los historiadores creen que sirvió como capital de la región circundante, una zona que hoy se conoce como Troas.
Los arqueólogos dividen la historia de Troya en diferentes periodos. La primera Troya era una ciudadela fortificada a la que se trasladaban los agricultores vecinos en tiempos de peligro. La segunda Troya construida sobre la primera y llamada Troya II por los arqueólogos, fue una ciudad mayor y más rica, que comerciaba activamente con los micénicos de Grecia. Esta ciudad terminó abruptamente debido a un fuego, lo que llevó a Schliemann a confundirla con la Troya de Homero. Cada una de las siguientes tres ciudadelas fue mayor que la anterior.
Troya VI tuvo muchos habitantes nuevos y estaba muchísimo más influenciada por los micénicos que sus predecesoras. Fue destruida por un terremoto en tomo al año 1300 a.C. La siguiente ciudad, llamada Troya VIIa, fue saqueada y quemada sobre 1250 a.C. aproximadamente. Los arqueólogos llegaron a esta fecha porque la cerámica encontrada en el yacimiento puede ser fechada con bastante exactitud. La mayor parte de los historiadores creen que Troya VIIa fue la ciudad del rey Príamo que aparece en la historia de la Guerra de Troya. Su sucesora, Troya VIIb, no duró demasiado, pues fue abandonada en torno a 1100 a.C. y permaneció desocupada durante varios siglos.
Un nuevo capítulo de la historia de Troya comenzó con el siglo VII a.C., cuando los griegos de la cercana isla de Lemnos la volvieron a ocupar. La ciudad se conoce a partir de entonces como Ilión y prosperó durante muchos años. Finalmente, los romanos la saquearon en el año 85 a.C., construyendo a continuación Troya IX, la versión final de la ciudad, que fue abandonada aproximadamente en el año 400 d.C.

Guerra de Troya

La Guerra de Troya

Según Homero, la Guerra de Troya comenzó cuando París, hijo del rey Príamo de Troya, secuestró a Helena, la esposa de Menelao, rey de Esparta. Agamenón, el hermano de Menelao, navegó hasta Troya junto a un inmenso ejército trasportado por una flota de 1.000 barcos para llevar de regreso a Helena. Puso sitio a la ciudad durante diez años, pero no pudo conquistarla. Entonces. Odiseo, uno de los comandantes griegos, trazó un plan. Los griegos construyeron un caballo de madera gigantesco, lo colocaron ante los muros de Troya y luego se marcharon con sus barcos. Los troyanos creyeron que el caballo era una ofrenda sagrada y lo introdujeron en la ciudad. Pero el caballo de madera estaba en realidad repleto de guerreros griegos que salieron de él protegidos por la oscuridad de la noche y abrieron las puertas de la ciudad al resto del ejército, que había regresado en los barcos desde una isla cercana. Los griegos se llevaron a Helena, mataron al rey Príamo y a los troyanos, se apoderaron de sus mujeres y quemaron Troya hasta los cimientos.


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