La desastrosa retirada de las tropas de Estados Unidos de Afganistán ha dejado varias conclusiones interesantes. Una de ellas es que la política exterior de Biden es mala y perjudicial para el país. Otra es que Trump ha sido reivindicado una vez más. Con él en la Casa Blanca nada de todo esto hubiera sucedido.
Para empezar hay que señalar algunas verdades obvias que están siendo tergiversadas por la narrativa de los medios de comunicación y de todos esos pelamanillas que viven a costa de ello y de la nefasta política de Biden. La primera y más importante es que Estados Unidos ganó la guerra de Afganistán hace mucho tiempo y su presencia en el país ya se estaba demorando más de lo necesario. Los objetivos marcados al intervenir en Afganistán se lograron de sobra: quitar el poder a los Talibán que amparaban a los terroristas islamistas, expulsar a Osama bin Laden y su posterior muerte, aniquilar a Al Qaeda y el Califato de ISIS. Incluso se plantó la semilla de la democracia, que ha funcionado durante estos veinte años. Que esa semilla crezca y prospere depende los afganos, siempre ha sido así.
La retirada de las tropas, una vez ganada la guerra, era simplemente una cuestión de tiempo. No es la retirada lo que se critica, sino la forma en que se ha hecho, mal organizada y sin tener en cuenta las advertencias y consejos de los mandos militares y los servicios de inteligencia. ¿Así, qué podía salir mal? Pues todo, naturalmente. Biden y la Camarilla que lo controla han fallado estrepitosamente y ponen en riesgo a los estadounidenses que todavía quedan en Afganistán.
No debemos confundir a la Administración Biden / Harris / Camarilla con las tropas sobre el terreno, que están realizando un buen trabajo en condiciones adversas y siguiendo órdenes políticas lamentables. Los hombres que sirvieron y sirven en Afganistán, que han sacrificado gran parte de sus vidas por razones que algunos comprenden y otros no, obedeciendo consignas de políticos que obviamente no se preocupan por su sacrificio (tan sólo Trump se preocupó y se preocupa de verdad), luchando por alcanzar metas enormemente complicadas, merecen y tienen nuestro mayor respeto por su servicio, su lealtad mutua y su compromiso con nuestras libertades y nuestra forma de vida como ciudadanos estadounidenses.
Nuestros soldados y oficiales siguen siendo lo mejor que nuestra nación tiene para ofrecer. Su reconocimiento y la victoria militar están fuera de duda para cualquiera que conozca bien el desarrollo de los acontecimientos en estos veinte años.
Ahora tenemos la desgracia de estar bajo una Administración fraudulenta en total desorden, indecisa, débil y apática ante todos los eventos globales que se suceden. Biden y compañía han debilitado la política exterior de Estados Unidos con malas decisiones. Algunos opinan que por torpeza y otros que siguiendo un plan bien orquestado para debilitar al país. Que cada uno piense lo que quiera. El resultado es el mismo: una vergüenza más para Estados Unidos provocada por políticos incompetentes y medios deshonestos y corruptos.
El fracaso de la Administración Biden al ejecutar la retirada ha puesto de relieve su incompetencia e inutilidad. Las garantías del presidente Biden de que las Fuerzas Armadas afganas eran capaces de derrotar a los talibanes demostraron ser erróneas. Fue advertido por los servicios de inteligencia del caos que se avecinaba si seguía adelante con su pésimo plan. No hizo caso. Obligaron a abandonar la Base Aérea de Bagram, desde donde se podía haber efectuado una retirada masiva y ordenada, y la dejaron para que los Talibán la capturaran. Los Talibán han obtenido un enorme cofre de guerra nuevo que contiene más de 600.000 fusiles M249 y M16, entre otros, más de 2.000 vehículos blindados Humvees, MRAP (Mine Resistant Ambush Protected), vehículos todoterreno M1117, y blindados M113, 40 aviones, helicópteros Blackhawk, gafas de visión nocturna, drones, equipos de comunicaciones, visores biométricos, etc. Un equipamiento de alta tecnología valorado entre 80.000 y 100.000 millones de dólares. Ha sido error tras error. O dejadez. Es el resultado también de enfocar la agenda en las Fuerzas Armadas en cuestiones absurdas como el "despertar", la "teoría crítica de la raza" y el feminismo, en vez de afrontar con realismo las amenazas a nuestra nación. Los demócratas quieren soldados y oficiales "despiertos", débiles y manipulables políticamente, y marginan a los verdaderos patriotas y a los que disienten; pues bien, desastres como esta retirada de Afganistán es lo que van a tener.
Después de Afganistán, es evidente que ya no podemos confiar en aquellos líderes militares de alto rango que hacen la ola a Biden y a los demócratas, ni en los líderes del Congreso más preocupados por cuestiones raciales y de género que de entrenar duro y planificar estrategias de éxito. Desde que Trump dejó la Casa Blanca, hemos permitido que los abogados militares y civiles se vuelvan todopoderosos, y muchos de nuestros generales han sido tan indecisos y reacios al riesgo que están actuando más como políticos en busca de carrera que de militares preocupados por sus hombres y por lograr los objetivos. Y hay que decirlo claro y sin pelos en la lengua.
Trump supo mantener a raya a los Talibán y destruir las bases de Al Qaeda y del ISIS. Su plan de retirada era el correcto. Lo ha vuelto a reafirmar en estos días de forma esquemática: primero sacar a todos los ciudadanos estadounidenses. Luego sacar todo el equipo militar. Luego bombardear las bases. Y luego sacar a los militares. Pero no se hace en orden inverso, que es como lo ha hecho Biden, Harris, los generales "despiertos" lameculos y la Camarilla fraudulenta. De esa forma no se produce el caos, las muertes y los graves errores que se han cometido.
Como no podía ser de otra manera, las acciones de la Administración Biden han provocado el descrédito y que nadie respete a Estados Unidos. Sólo tiene un dudoso mérito: haberlo conseguido en 7 meses. Trump dejó el país más fuerte posible y lo ha destrozado. Biden ha regalado Afganistán a los Talibán y a los chinos, que ya se preparan para reconocer al Estado Islámico de Afganistán y negociar con sus socios Talibán, a los que han estado apoyando y financiando. Debería haber previsto el colapso que se produciría, tenía toda la información para ello, pero aún así se metió de lleno en el charco del caos y retiró las tropas de forma incompetente sin planificar la evacuación de más de 16.000 ciudadanos estadounidenses que hay en Afganistán.
Los hechos prueban que la Administración Biden no pensó en cómo saldría nuestra gente de forma segura ni había un plan logístico claro. Con ello se ha hecho un daño enorme a la credibilidad de Estados Unidos que envalentona a nuestros adversarios y a los grupos terroristas.
Al haber abandonado equipo militar de alto valor, que ya está en manos de los Talibán, crece la posibilidad de reconstitución de grupos terroristas que podrían obtener esas armas y amenazar a Estados Unidos. Ese es el peligro real que preocupa a los servicios de inteligencia. La narrativa que promueven China, Rusia y algunos medios y supuestos "expertos" acerca de que Estados Unidos ya no es la superpotencia es falsa y equivocada. Que nadie se equivoque. Tal vez la Administración Biden sea débil e incompetente, y lo es, pero Estados Unidos sigue siendo la gran superpotencia mundial que puede patear el culo a cualquiera de sus enemigos cuando y donde quiera. Ahora se ha decidido dejar de hacerlo en Afganistán porque en verdad no tiene ya ningún sentido tras haber ganado esa guerra hace ya mucho tiempo. Una ocupación permanente no era ni es el objetivo. Los Talibán no han ganado nada, se les ha regalado.
Conclusión: la búsqueda de una rápida y desordenada retirada de Afganistán por parte de la Administración Biden ignoró las advertencias de los expertos en seguridad nacional. Las consecuencias previsibles y evitables, o sea, una crisis humanitaria y un posible resurgimiento terrorista mundial, serán herencia de Biden y compañía.
Las diferencias entre Biden y Trump han quedado más que evidentes con la gestión de esta retirada. Trump dio prioridad siempre a mantener a los estadounidenses a salvo, Biden los deja atrás y a expensas de lo que buenamente puedan hacer los soldados y oficiales que se pasen por el forro las ordenes incompetentes para salvar a los máximos ciudadanos posibles en operaciones de rescate.
Trump tenía un programa establecido que supervisaba la protección y evacuación de los ciudadanos estadounidenses estacionados en el extranjero en caso de una emergencia y que habría ayudado a miles de ellos a llegar a casa. Era el denominado "Contingency and Crisis Response Bureau" ("Buró de Respuesta a Contingencias y Crisis), que fue diseñado para gestionar el apoyo médico, diplomático y logístico a estadounidenses en el extranjero. Biden lo anuló de forma irresponsable el pasado mes de junio y ya en febrero había dado orden de cancelarlo. La retirada de Trump estaba perfectamente planificada y basada en condiciones y en varios modelos de disuasión eficaces. Se habría ejecutado sin problemas ni caos. Era una estrategia adecuada basada en una buena planificación y ejecución. En cambio, la ejecución y retirada de Biden es una de las mayores vergüenzas para nuestro país, tanto como operación militar como humanitaria.
La Administración Biden es ahora blanco de las críticas, pero no podemos ni debemos dejar al margen a los medios de comunicación progres que han amparado el fraude electoral y constantemente protegen a Biden. Esos medios también son responsables del desastre. Sería interesante ver que realicen un recuento de cuántos estadounidenses siguen atrapados en Afganistán por las malas decisiones de los demócratas hasta que todos estén en casa, en vez de centrarse de si salen o dejan de salir ciudadanos afganos que están en su país. Día a día nos bombardean con recuentos sobre el Covid. Veremos cuán estupendos se ponen ahora y si hacen recuentos para monitorear el rescate de ciudadanos estadounidenses. Me da que es algo que les da igual.
También es el momento adecuado para que los demócratas se sumen a la legislación para evitar que las plataformas de redes sociales permitan que personas o entidades extranjeras sancionadas por terrorismo utilicen sus plataformas. A Trump lo censuran en todas pero a los Talibán les permiten estar. Su hipocresía al descubierto una vez más.
La debacle de la retirada de Biden de Afganistán puede ser el inicio de algo peor. Esta Administración puede haber creado las condiciones para un nuevo refugio para los terroristas al retirarse de manera tan vergonzosa e incompetente, abandonando equipo militar y ciudadanos indefensos. También son temibles las represalias de los Talibán contra los colaboradores de Estados Unidos porque ahora tienen listas de nombres, direcciones, números de teléfono y datos bancarios de todos los afganos que trabajaron para nosotros gracias a la embajada estadounidense abandonada por órdenes de Biden y sus altos mandos militares lameculos. El baño de sangre en Afganistán está en evolución y a los pies de Joe Biden y los demócratas.
La falta de acción y previsión de Biden permitirá que el terrorismo aumente una vez más. Eso es lo realmente grave. Los Talibán no son el problema para Estados Unidos, sino los aproximadamente 200 islamistas de Al Qaeda y las escasas células de ISIS que podrían reorganizarse para lanzar ataques.
No tenía por qué suceder de esta manera. Estados Unidos tiene la capacidad de evitar esta clase de desastres. Podríamos haberlo hecho de una manera mucho mejor y haber protegido los intereses estadounidenses, tal y como Trump había previsto hacer.
Lamentablemente, una elección fraudulenta nos ha traído hasta aquí. Esto es lo que pasa cuando tienes unas elecciones amañadas por los demócratas. Nunca hay que olvidar que unas elecciones robadas tienen consecuencias catastróficas. Lo estamos viendo con todas las crisis que ha provocado la Administración Biden: más de un millón cien mil inmigrantes ilegales cruzando la frontera sur en los primeros seis meses del año, la inflación disparada; el crimen aumentando en todas las grandes ciudades; la independencia energética borrada; la seguridad nacional en riesgo; el desastre de la retirada de Afganistán...
Por todo ello podemos concluir que Trump ha vuelto a ganar y a verse reivindicado y Biden ha fracasado.