Donald Trump ha cambiado de forma profunda la forma de ganar elecciones en el Partido Republicano y se ha convertido en el hacedor de candidatos ganadores. Esto no es flor de un día, sino que se trata de una completa transformación del partido. Los caminos hacia el poder pasan ahora por Trump y sus candidatos que apoyan la agenda MAGA y America First, que han liquidado la influencia de aquellos políticos que dominaron el Partido Republicano durante muchos años.
Estos cambios se pueden comprobar en las primarias que afectan al partido en los diversos estados y están relacionados esencialmente con los siguientes factores: respaldos, agitación institucional, medios conservadores y donantes.
Si analizamos la distribución del poder, desde la perspectiva del Partido Republicano, podemos comprobar quién tenía ese poder hasta hace poco: la Cámara de Comercio de Estados Unidos; la Asociación Nacional del Rifle; la red de Koch; grupos de movimientos conservadores como Tea Party Express, FreedomWorks y el Fondo de Conservadores del Senado, entre otros.
Con la entrada en escena de Trump en 2016, las cosas han cambiado y vemos que hoy, en 2022, el poder pasa por: el propio Donald Trump; el presentador de la cadena de TV Fox News, Tucker Carlson; Familia y asesores de Trump; las cadenas FOX, OAN y Newsmax; periódicos digitales como Breibart News y The Epoch Times; líderes influyentes como Steve Banon, Bill Mitchell, James Nava, Joe Rogan, Candace Owens, Ben Shapiro, Dan Bongino, Jack Posobiec, Charlie Kirk, Marjorie Taylor-Greene, Bill O'Reilly, Glenn Beck, Jon Taffer, John Solomon, etc.
Esto se ha producido porque el establishment del Partido Republicano ha traicionado a sus votantes y trabajado en contra de Trump desde 2016 y hasta ahora, siendo cómplices del sabotaje de algunas de las políticas del presidente conservador, e incluso del mismo fraude electoral demócrata de 2020, que no hubiera sido posible sin esa colaboración para certificar los resultados del Colegio Electoral.
Su influencia terminó cuando Trump se apoyó en los votantes para cumplir sus promesas y los fue sacando de escena poco a poco. Ha sido un proceso gradual que tendrá una cita muy importante en las elecciones al Congreso de este año, cuando numerosos RINOs sean derrotados y expulsados de la vida pública.
Desde 2014 y hasta ahora, algunos de los miembros del establishment republicano han perdido posiciones y poder. Veamos, por ejemplo, a la red Koch: la operación establecida por los hermanos multimillonarios Charles y David Koch era casi un Partido Republicano paralelo. Los candidatos y sus consultores se presentaban regularmente en las cumbres de donantes de los Koch y les preocupaba cómo los veían éstos y perdían el culo por conseguir su respaldo y su dinero. Sin embargo, sus rupturas con Trump en temas como la inmigración y el libre comercio polarizaron las actitudes del Partido Republicano hacia la red que trabaja sobre todo en temas de política exterior, reforma de la justicia penal, y en la defensa tradicional en torno a los impuestos y las regulaciones. David Koch murió en 2019, a los 79 años; Charles tiene 86 años. El brazo político de la red Koch afirma que batió récords en 2020, logrando casi 60 millones de contactos de votantes en 272 contiendas, con una tasa de victorias del 78%. A pesar de ello, todos los analistas y asesores electorales no consideramos que el apoyo de Koch sea importante en 2022.
Su influencia ha disminuido de forma paralela a como ha aumentado la de Donald Trump y su entorno. Así, vemos cómo Trump recaudó 122 millones de dólares en contribuciones a su PAC Save America, en gran parte procedentes de pequeños donantes, las que se denomina grassroots (donaciones de base); es una manifestación del poder sin igual de Donald Trump dentro del Partido Republicano, que ya no depende de los big corporate donors (grandes donantes corporativos).
Otro ejemplo: la Cámara de Comercio de Estados Unidos estuvo muy involucrada en las primarias republicanas de 2014. Los "republicanos de la Cámara", como se les llamaba, compitieron contra los "republicanos del Tea Party", alegando un mayor atractivo para la comunidad empresarial que los conservadores insurgentes y mejores perspectivas en las elecciones generales.
Un respaldo de la Cámara era el requisito imprescindible para ganar y significaba un apoyo financiero externo generoso. Actualmente, la mayoría de los republicanos implicados en primarias, incluidos los representantes del establishment, quieren mantenerse lo más lejos posible de la Cámara. La misma Cámara de Comercio prefiere ahora mantener las distancias y centrarse en las políticas y los logros. Recientemente un portavoz de la Cámara declaró que ésta no es un ala de un partido político sino que "somos una asociación que promueve las prioridades de la comunidad empresarial que impulsan el crecimiento económico. En ese frente lo estamos haciendo bastante bien: la reforma fiscal es ley, la infraestructura es ley y Build Back Better no es ley".
Las donaciones directas de la Cámara a los candidatos políticos se han mantenido bastante constantes desde entonces, según datos de OpenSecrets, y también ha reforzado su operación de promoción digital. Pero su publicidad política (compras de transmisión en las semanas cruciales antes de que los votantes vayan a las urnas) disminuyó drásticamente, de más de 35 millones de dólares en el ciclo de 2014 a menos de 6 millones de dólares seis años después.
¿Hay algún motivo para ello? Pues claro que lo hay. Durante 2021, el Partido Republicano relegó a la Cámara de Comercio por su mayor apoyo a los demócratas. El líder de la minoría de la Cámara, Kevin McCarthy, ha declarado que no quiere tener nada que ver con la Cámara si el Partido Republicano consigue el control de la Cámara de Representantes este próximo noviembre. También los principales candidatos del Partido Republicano, sobre todo los respaldados por Trump, se están alejando de ellos. ¿La razón? Los candidatos MAGA trabajan para la gente, no para un grupo de empresarios por muy ricos que sean.
Para comprobar el nivel de pérdida de influencia de la Cámara de Comercio, nos sirven las palabras de un consultor político republicano que trabaja para algunos de los candidatos de más alto perfil y prefiere mantenerse en el anonimato: "Si la Cámara de Comercio de Estados Unidos nos llama y dice 'queremos respaldar', le decimos 'por favor no lo haga'.
Los grupos conservadores con más poder que apoyaban al establishment, perdieron la partida ante Trump y ya no se consideran decisivos. Ejemplos y comparativas: en 2012, los principales contendientes codiciaron el respaldo del Tea Party Express, FreedomWorks y el Fondo de Conservadores del Senado (SCF) como si fueran fans enloquecidas tras su ídolo musical. En las primarias del Senado de Nebraska de 2014, los republicanos consideraron un golpe cuando FreedomWorks anuló a Ed Shane Osborn y cambiaron su apoyo a Ben Sasse.
Un consultor republicano que trabajó en aquellos ciclos, y que hoy trabaja para algunos de los principales republicanos que compiten en las primarias de 2022, recordó esto: "La gente estaba poniendo estos respaldos en sus anuncios, 'respaldado por Tea Party Express', 'respaldado por el Fondo de Conservadores del Senado'... Quiero decir, piensa en lo salvaje que es eso en relación con el día de hoy...".
"Cuando estás cortejando hoy a una de estas organizaciones conservadoras del cinturón de Washington D.C, no es para los votantes en absoluto". Correcto. Por eso los candidatos que respalda Trump buscan el apoyo de la gente.
Respecto a la influencia de otro clásico donante del Partido Republicano, la Asociación Nacional del Rifle, también ha disminuido. Lo vemos, por ejemplo, en el caso del elegido gobernador de Virginia, Glenn Youngkin, al que no respaldó, pero sí fue apoyado directamente por Trump. El respaldo de los millones de miembros de la NRA sigue siendo un gran activo electoral, por supuesto, pero ya no es ni sombra de lo que era hace años, debido en gran medida a sus luchas financieras internas y de gestión.
Los candidatos respaldados por Trump han cambiado las reglas del juego en la política conservadora. Ahora, no se acepta el dinero y el respaldo de cualquiera. Los candidatos conservadores se interesan específicamente sobre qué hacen los que les apoyan, es decir: ¿Qué es lo que ofrecen? ¿Tocan puertas? ¿Acceden a las papeletas de voto? ¿Educan a los votantes? ¿Persiguen a los oponentes en las primarias? ¿Se alinean con Trump o son enemigos suyos?
Así, los grupos que aún importan son los que pueden ofrecer beneficios tangibles a los candidatos: si tienen dinero para gastar o personal y voluntarios para organizar a los votantes. Sus marcas, nombres, pedigrí, etc, ya no importan en absoluto.
Dos grupos que mantienen su influencia son el Club para el Crecimiento porque tiene mucho dinero y están dispuestos a gastarlo en las primarias republicanas, y el grupo contra el aborto Susan B. Anthony List, que también tiene dinero y gente sobre el terreno dispuesta a trabajar duro, algo que sigue importando, y mucho.
Hay algo en lo que todos los estrategas, consultores y analistas electorales estamos de acuerdo: el único respaldo que realmente importa a día de hoy es el de Donald Trump y lo que hace activamente por cada candidato. Eso puede impulsarlos a ganar, pero sólo si los candidatos tienen suficiente dinero para promover el respaldo de Trump. Ésa es la clave de la victoria.
La política de respaldos de Trump está cambiando el Partido Republicano frente a nuestros ojos y son importantes porque confieren credibilidad ideológica en línea con la agenda que defiende él mismo. El Partido Republicano de Trump y el movimiento MAGA están desechando o alejando sus lazos corporativos de la vieja guardia y sus intereses comerciales especiales, sustituidos por los pequeños donantes de los ciudadanos, que ahora dirigen el futuro del partido.
Los medios conservadores también se han visto revolucionados por el impacto de Trump. Así, por ejemplo, The Drudge Report solía dar forma a múltiples ciclos de noticias conservadoras con un solo titular. En estos días, después de una larga pelea con Trump, muchos republicanos lo ven con escepticismo, si no desfavorablemente. Los republicanos solían codiciar la portada del National Review. Pero después de que la publicación se opusiera a Trump en 2016, se ha vuelto irrelevante en las primarias republicanas. Ya no importa en absoluto su apoyo y respaldo.
Fox News sigue siendo importante, aunque menos. Participar en programas vespertinos en horario de máxima audiencia como Tucker Carlson Tonight, Hannity y The Ingraham Angle genera donaciones de bajo coste y visibilidad entre los votantes para los candidatos y para Trump. Sin embargo, la base conservadora perdió algo de confianza en Fox después de que Trump declarara la guerra a la red tras anunciar ésta la primera la victoria de Biden en Arizona. La aparición de cadenas conservadoras como OAN y Newsmax ha ampliado el espectro televisivo donde informarse mejor y aparecer con frecuencia ante un público objetivo valioso. Si bien, estas cadenas se enfrentan a crecientes problemas de distribución a medida que los proveedores las censuran y eliminan de sus servicios en un afán por silenciar las opiniones conservadoras.
Sin duda, Tucker Carlson es el rey del ala mediática del Partido Republicano: la persona cuyo apoyo más desean los candidatos de las primarias republicanas y cuya oposición debe evitarse desesperadamente porque puede cambiar los números. El respaldo de Sean Hannity, la otra estrella de Fox News, también es importante, pero menos. Entre los medios que han ganado influencia están Breibart News, Bill Mitchell Report y su podcast Your Voice, y el estratega Steve Bannon con su podcast War Room. Un cambio importante se está acelerando en las redes sociales. Muchos votantes republicanos obtienen su información directamente de personas influyentes y bien conectadas como Joe Rogan, Mark Levin, Lou Dobbs, Candace Owens, Dan Bongino, Dave Portnoy, Charlie Kirk, Marjorie Taylor Greene, James Nava, Mike Lindell, Mike Huckabee y sitios web como Daily Wire, Ben Shapiro Show y Breitbart News.
El factor Trump también ha cambiado las cosas entre los donantes del Partido Republicano. Los recientes fallecimientos de los megadonantes republicanos Sheldon Adelson y Foster Freiss fueron muy significativos. Al mismo tiempo, los donantes más nuevos están firmando y pagando grandes cheques, como el inversionista en tecnología Peter Thiel, el financiero de Wall Street John Paulson, el magnate de suministros industriales Richard Uihlein, el presidente de Oracle, Larry Ellison, la directora ejecutiva de Oracle, Safra Catz, el millonario Robert Mercer y su hija Rebekah, etc.
El éxito sin precedentes de Donald Trump en la recaudación de fondos de pequeños donantes para el Partido Republicano también ha llevado a los líderes del partido a invertir más en búsqueda de donantes, adquisición de listas y proyectos de datos que pueden perfeccionar la recaudación de dinero y hacerlo menos dependiente de las cifras de seis y siete cifras de los principales donantes y contribuyentes. Es decir, Trump ha devuelto el partido y el poder a la gente y se lo ha quitado a los grandes millonarios y empresarios.
De modo que podemos afirmar con rotundidad que Trump está construyendo un nuevo Partido Republicano más democrático, plural, abierto y participativo. Un Partido Republicano ganador para el siglo XXI que va más allá de él mismo.