Yo ya hace tiempo me había dado cuenta hasta qué punto tan mal hemos llegado en la sociedad actual en no pocos países “occidentales” – estamos literalmente ahogados en una marea de llorones, cobardes, blanditos y acomplejados como nunca se había visto en la historia de la humanidad.
Poco después de la victoria de Trump en las elecciones, la reacción inmediata de no pocos “famosillos” fue desahogarse en Twitter, lloriqueando, como si al currela/obrero común se pusiera a leer Twitter en vez de preocuparse de pagar sus deudas (cada vez más insostenibles) gracias a la complicidad de la “izquierda” con el neolibegalismo imperante.
He leído mensajes tales como “ayy ayy no pude parar de llorar” y “he vomitado”. Ohh, pobrecitos. Qué lástima que el vómito no produzca su muerte prematura, pues no perderíamos absolutamente nada de valor. Yo siempre lo he dicho: muchas personas no son más que una pila de mierda con ojos.
Luego he visto otros posts patéticos con títulos tales como “Cómo decirle a un niño que Trump ha ganado”. Aunque nos cueste creerlo, millones de padres han buscado eso en google.
Es irónico, cuando no indignante, que un americano que cobre 20 mil dólares anuales sea víctima de las burlas de multimillonarios que odian a Trump – y luego se extrañan que pierdan tantos votos entre la clase obrera de raza blanca.
Estamos hablando, cómo no, de la asquerosa pseudo-progresía, no de la izquierda liberal fundamental que yo defiendo. Estamos hablando de piji-progres aburguesados (como los que abundan en Podemos y PSOE) que estarían dispuestos a apuñalarse por la espalda para meter a sus hijos en colegios privados donde, por supuesto, no hay inmigrantes y cuestan un pastón al año. Pero ellos piensan que son “menos racistas” que los demás porque, bueno, les gusta la charla con Panchita la ecuatoriana que les viene a lavar la ropa y limpiar los fines de semana.
Tenemos una “izquierda” modeLna con chicas adineradas mitad negra o mitad (insertar raza de moda, mientras no sea blanca) que se burla de mineros parados y les denuncia por “ser privilegiados”—chicas mulatas que jamás hubiesen sido admitidas en Yale o Harvard de no ser por su raza de moda…y que luego terminarán su carrera para cobrar casi medio millón de dólares siendo la “coordinadora de la diversidad” en alguna empresa fashion o universidad que hoy por hoy no produce nada de valor añadido.
Parece que ahora para opinar tenemos que ver qué está de moda y permitir que “los famosos”, los de la farándula y los comediantes sean nuestros agentes de compra personal.
Y bueno, con opiniones tales como “estoy temblando” o “no puedo creer que este sea mi país”, apañados vamos.
Por eso estos trozos de gelatina están reventando coches, apaleando a los que apoyan a Trump y haciendo llamamientos para asesinarle y violar a su mujer (los mismos que le tachaban de machista). Lo único que va a provocar las manifestaciones violentas es que los blancos digan “teníamos razón, menos mal que votamos a Trump”.
Los demócratas optaron en los años 80 por expulsar a la gente normal obrera y blanca de su partido. Como se dieron cuenta que América no es suficiente para votarles, tuvieron que importar inmigrantes del Tercer Mundo para tener más votos. Estaban a punto de convertir a todo EEUU en California por la inmigración masiva y así pensaron que jamás tendrian que volverse a preocupar de esos mugrientos blancos de clase obrera protestante que molestan tanto y exigen que se respeten sus libertades.
El año pasado, nada más y nada menos que Bernie Sanders dijo que la inmigración ha sido un DESASTRE para la clase obrera, deprimiendo sus salarios. Dijo que, con razón, las fronteras abiertas eran una idea de los hermanos Koch…los amiguetes que ayudan a financiar el Instituto Juan de Mariana en Madrid, entre otras organizaciones que rozan la criminalidad.
En representación de lo pijo-progre-fashion, no pocos varones con bajos niveles de testosterona se ponen histéricos con las declaraciones de incluso la izquierda de toda la vida. Algunos se nos ponen chulos hablándonos de los “beneficios” de la inmigración — sí, sí, ya – ya sé que os mola tener jardineros baratos, limpieza y cuidado de tus niños malcriados a precio de tirado.
Pues que tiemblen y lloren. Ha llegado una época de ira popular como no se había visto en mucho mucho tiempo. Espero que si algo bueno sale de todo esto, es que desaparezcan esos niñatos llorones y tengamos gente revolucionaria en ambos lados del muro ideológico. Quiero ver una gran recuperación de las ideologías como antes.