Hace algún tiempo escribimos un post titulado: 10 rasgos que distinguen a los ganadores. Hay una pluralidad de cualidades y características que distinguen a estas personas (entendiendo por "ganadores" aquellas personas que alcanzan resultados que nos sorprenden), pero hay una especialmente relevante: la confianza en uno mismo.
Decía Ralph Waldo Emerson (1803-1882) que "la confianza en uno mismo es el primer secreto del éxito". Hace tiempo Alfons Cornella, Presidente de Infonomia, me decía durante un encuentro en Barcelona: "La principal lección que me ha enseñado la vida que es lo más importante es la confianza en uno mismo". Estoy bastante de acuerdo. LLevamos unas cuantas semanas hablando de CREENCIAS. Dos de los post en que hemos tratado el tema han sido No basta querer, hay que creer y también en Los límites de lo posible.
Y me detengo hoy en este tema porque el otro día nuestro amigo Andrés Pérez Ortega (@marcapersonal), experto en Personal Branding (conviene leer sus libros Expertología y Marca Personal), escribía un post titulado: Si no me veo, no lo creo. Allí decía:
"Una de los aspectos fundamentales que hacen que una empresa tenga una marca fuerte (o no) es la confianza que sus directivos o propietarios tengan sobre sus posibilidades. En algunas ocasiones vi como excelentes empresas (casi todas familiares), que podían haber arrasado, apenas sobrevivían porque quienes la dirigían seguían viendolas como algo de tercer nivel, como si no mereciesen jugar en primera división. No se veían a si mismos y a su empresa como algo serio”.
Y añadía:
"Este post, igual que la mayoría de los que escribo, está basado en mis experiencias propias. Y esta semana me he dado cuenta que, en demasiadas ocasiones, me comporto como algunas de esas buenas empresas que no se acaban de creer a sí mismas y actúan como si empezasen de cero y siempre tuviesen que pedir perdón por no formar parte de las “grandes familias”. Es posible que también te pase a tí y eso es terrible para una Marca Personal que pretende dejar una huella memorable.
Si quieres que otros te tomen en serio, que te perciban como alguien útil, valioso, singular y que debe ser tenido en cuenta, antes debes metértelo tu mismo en tu cabecita. Si te sigues viendo como un parado que no sirve para nada, un pobrecito profesional independiente cuya oficina es cualquier lugar con wifi o un empleado que no es más que un número en una gran corporación entonces dificilmente te van a ver mejor los demás. Por lo tanto, tu Marca Personal nunca conseguirá despegar.
El problema es que cuando no te crees a tí mismo, empiezas a actuar y a comportarte de un modo letal para tu proyecto. Como crees que no eres “nadie”, aceptas casi cualquier cosa que te pidan, trabajar gratis, estar disponible las veinticuatro horas del día o mantener una actitud sumisa y poco digna. Incluso tu comunicación se resiente porque tanto lo que dices como tus gestos transmiten que siempre miras a los otros desde una posición inferior.
La forma de contestar el teléfono, de hacer una propuesta o de sentarte en una reunión está transmitiendo claramente poco menos que es para tí un honor el hecho de que alguien “tan importante” sepa de tu existencia. Y eso es un error (Andrés, repítetelo, eso es un error). Si tienes algo valioso que ofrecer, si lo que tienes es relevante para alguien, no importa lo pequeño que seas. Debes darte cuenta que tu valor es directamente proporcional a lo que puedas aportar a los demás y no a tu tamaño".
Andrés lo explica perfectamente. Volvemos al mismo tema que días atrás: CREENCIAS limitantes que dañan nuesta Autoestima. Louise Hay, autora de diversos libros de Desarrollo Personal, decía: "El principal problema que aqueja a la gente es que creen que no son suficientemente buenos: no soy capaz, no soy bueno, no me lo merezco...".
Tu falta de resultados (en cualquier parcela de la vida: amor, dinero, trabajo...) es siempre producto de tu falta de autoestima, y tu falta de autoestima es siempre el resultado de unas CREENCIAS limitantes que se te han depositado en el Inconsciente y te dominan.
Los demás te tratan como tu te ves a ti mismo. Porque eso se nota desde el minuto 1. Tu postura corporal, tu mirada, tu pose, tu forma de dar la mano... La autoestima es la reputación que tienes sobre ti, tu autoconcepto. Si te ves chiquito, ¿cómo piensas que te verán los demás? En definitva, y como afirmaba Maxwell Maltz, "baja autoestima es como conducir nuestra vida con el pie en el freno".
Igual que las CREENCIAS se depositan entre los 0-6 años por lo que oímos (modelo verbal) y lo que vemos (modelo visual), así también hay que reprogramarse. Veremos un día de éstos cómo se hace.