Revista Blog

Tu blog también es cuestión de actitud

Por Lorena White @lorenagwhite

Si me paro a pensar en los inicios de este blog, siento un vértigo abrumador al ver cuánto ha cambiado desde entonces. Para empezar, lo que en su día fue una obligación, hoy es una de mis más valiosas pasiones. También el contenido es radicalmente distinto, la forma de gestionarlo y trabajar en él y, por supuesto, la manera en que llega a ti, que lo lees.

A veces, pienso en ese momento en el que decidí dejar de hacerme la remolona con un blog que actualizaba de uvas a peras y cuyos temas no tenía, ni por asomo, definidos, y empecé a plantearme el reto de escribir de forma constante en él. También en el momento en el que decidí cambiar por completo su propósito, su objetivo y, por tanto, su temática, y empecé a escribir sobre cosas de las que realmente me gustaba escribir.

Toda la historia de este blog ha sido fruto de varios puntos de inflexión en los que me hice un poco más consciente de lo que quería. Esos puntos de inflexión conllevaron, al final, cambios en mi actitud. Y creo que por eso, este blog es como es a día de hoy.

La actitud con la que afrontas un reto como el de tener (y mantener) un blog, es fundamental para ir logrando los objetivos que se vayan planteando. Al final, el proceso de tener un blog no conlleva una meta final, que uno alcanza cuando ha escrito todo lo que tenía que escribir o ha mejorado todo lo que podía mejorar. Por eso mismo, porque de escribir nunca se para y de aprender y mejorar tampoco, un blog tiene que seguir creciendo a lo largo del tiempo. Pero este crecimiento, sin el acompañamiento de la actitud y la dedicación del autor, tiene más probabilidades de estancarse, que de producirse.

comouncambioradical

Partiendo de esta reflexión que acabo de contarte, surgió la idea de crear este post, en el que voy a contarte Cómo un cambio radical de actitud puede cambiar tu forma de hacer blogging. Espero, como siempre, que te inspire, te anime y te motive, a sacar la mejor versión de ti mismo en tu propio blog.

1. Cambia tu forma de pensar:

Todo empieza en este punto. Si no tienes una mente lo suficientemente abierta a marcarse nuevos objetivos y a mirar nuevos horizontes, la tarea de darle un giro radical a tu actitud respecto a tu blog será mucho, mucho más difícil.

Recuerda aquello que te hizo abrir tu blog, aquello que hizo que te plantearas escribir periódicamente en un lugar abierto a todo el que quisiera leer. Ese motivo inicial fue suficiente para empezar, pero no será suficiente para seguir manteniendo todos los hábitos y tareas necesarias para hacer crecer tu blog.

Así que deja de pensar en ese momento maravilloso en el que absolutamente todo lo relacionado con tu blog te motivaba y, sobre todo, deja de torturarte por no ser capaz de recuperar la ilusión inicial y plantéate cambiar tu mentalidad cuando pienses en la idea de tener un blog: ¿sobre qué te gustaría escribir ahora, en este momento? ¿Qué temas te interesan más? ¿Para quién quieres escribir? ¿Cómo te gustaría que fuera valorado tu blog? Haz que tu mente permanezca siempre abierta a nuevos caminos y nuevos retos.

2. Aléjate de lo que hacen los demás:

A cada cual le ha funcionado su propia fórmula. Es cierto que conocer el trabajo de los demás (sobre todo de aquellos blogs que están posicionados en tu mismo nicho), es fundamental para tener una idea de cómo hacer las cosas de forma diferente, pero limita tu conocimiento sobre el trabajo de otros blogueros a eso mismo: el mero conocimiento. Después experimenta, descubre y aprende de tus propias ideas y fórmulas para darle un nuevo enfoque a tu contenido. Sé original y sobre todo, sé tú mismo.

3. Comprométete 100% con tu trabajo como blogger:

A veces, el cambio de actitud más importante a la hora de que tu forma de hacer blogging cambie, es precisamente, terminar de comprometerte con tu trabajo en el blog. Recuerdo que  plantearme el reto de escribir un post diario y hacerlo sin excepción, supuso en mí, al principio, un objetivo casi inalcanzable, pero también me ayudó a tomarme mi blog y mi propio trabajo en serio, a conseguir la constancia necesaria como para llevar mis pequeños retos del día a día adelante y, en definitiva, a dar con las diferentes claves que buscaba para que este blog fuera lo que es hoy. Recuerda que el primer año de un blog puede ser una constante sucesión de pruebas y errores, pero que lo fundamental es que, en todo momento, seas consciente de lo que valen el tiempo y el trabajo empleados en él, y te comprometas en consecuencia.

4. Busca objetivos cada vez más grandes:

A veces nos sentimos mal por ser ambiciosos. No queremos que nadie sepa el motivo real por el que decidimos abrir un blog y escribir sobre lo que escribimos ante el mundo. Porque parece que queda mal aspirar a vivir de un blog, o hacer crecer un negocio a través de él o incluso desear convertirnos en autores de éxito. Pero en realidad, son esos objetivos ambiciosos y un poco parecidos a los sueños, los que determinan lo que vamos a trabajar: si tus objetivos son pequeños, puede que los alcances sin mucho esfuerzo o puede que no te motiven lo suficiente como para mover un dedo. Si son grandes, a pesar de ser lejanos, el mero hecho de tener que emprender un camino tan largo (y de pensar en la cantidad de cosas valiosas que vas a aprender y a adquirir por el camino), ya merece la pena.

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