Revista Opinión

Tu editor interior

Publicado el 11 enero 2013 por Missw @NeloSoriarti
Tu editor interiorNo sé si le conoces, pero vive dentro de ti. Es una vocecilla que a veces habla más que tus personajes y manda más que tú mientras escribes. Es tu editor interior: generalmente será el que te diga "ése último párrafo puedes suprimirlo", "estás repitiendo demasiadas palabras", "oh, mira qué de subrayados rojos tiene esta página, ¡cuántas erratas! Corrígelas". O ese que se pone un poco más chungo y te dice: "lo que has escrito hoy es una mierda, vaya tarde desaprovechada". Suele decirte muy pocas veces las cosas buenas (a no ser que tú mismo tengas en muy (demasiada) alta estima todo aquello que escribes) y siempre va a entorpecer la escritura. Quizá es porque quiera que mejores, quizá porque no tienes la suficiente confianza en ti mismo o simplemente porque estés un poco perdido y lo que estás escribiendo simplemente, no te motiva ni a ti.
Hacer caso al editor interior y repasar todo lo escrito una y otra vez en busca de erratas, de cosas que suenen mejor y, en fin, de hacer una corrección cuando sólo hemos avanzado una o dos páginas, es algo que suele hacer que no aprovechemos bien el tiempo de escritura. A veces hay que dejar las cosas fluir, escribir como nos salga, y ya tendremos tiempo de corregir las burradas en otro momento, pero lo importante es seguir escribiendo y una vez estamos metidos de lleno en la historia y vemos que ésta fluye bajo nuestros dedos: ¿por qué parar porque nos lo diga una simple vocecilla?
Mi consejo es que al editor interno nos lo imaginemos como alguien necesario, que nos ayuda a ver nuestro errores, pero tremendamente inoportuno. Cuando debe salir, es en el proceso de corrección de una historia y no a cada rato que te pones a escribir. Ignorar su voz durante el poco tiempo que nos queda para escribir durante el día, hará que aprovechemos ese poco tiempo al máximo, que avancemos, y ya si tenemos que borrar, corregir o cambiar algo, lo haremos más adelante. En definitiva, lo primero es centrarnos en la historia que queremos contar y ya después fijarnos en las palabras con las que lo hemos contado.
Míralo de la siguiente manera: si cuando termines el borrador vas a corregir, reeescribir, reciclar y pulir todo el manuscrito, ¿haciéndolo a la vez que escribes no estás trabajando el doble y perdiendo, por tanto, el doble de tiempo?
Sin embargo, puede pasar también que te agobie el hecho de saber que tienes cosas pendientes, porque tu editor interno es tan impertinente que no te deja en paz. En ese caso mi consejo (lo que yo hago siempre  y lo que mejor me funciona) es que te  relajes, que respires hondo y que negocies con él. El trato es el siguiente: cada día, antes de seguir con la escritura, repasarás lo escrito el día anterior en busca de las molestas erratas, de las repeticiones y de los párrafos que ocupan mucho y no dicen nada. Pero una vez metido de lleno en la escritura del día, no "editarás" a la vez que escribes. Entorpece, ralentiza, frustra y hace que no aprovechemos bien el tiempo. 
¿Qué tiene de bueno este proceso? Que todos los días te obligas escribir porque no olvidemos que corrigiendo, borrando, modificando y reescribiendo, también se está aprendiendo a escribir y se escribe. Y quién sabe, es posible que una vez que acabes de repasar lo del día anterior, no sientas ganas ni fuerzas o simplemente no tengas inspiración para escribir lo nuevo. Pues no pasa nada, ya habrás avanzado en algo: habrás editado lo escrito en la última sesión de escritura que, si bien después le darás cien mil vueltas cuando el borrador esté terminado, ha supuesto un avance considerable y un motivo más para sentirte satisfecho con el trabajo.
Otros consejos para aprovechar el tiempo cuando te pones a escribir, además de ignorar a tu editor interior:1. Cerrar Internet. Nada debe distraernos.2. Tener más o menos claro lo que "toca" a escribir (ya expliqué en ESTA ENTRADA algún truco para encauzar la narración después de un parón).3. Preguntarse: ¿es de verdad ésta la historia que quiero escribir?
¿Y vosotros? ¿Cuánto caso le hacéis a vuestro editor interior? ¿Tenéis que corregirlo todo según escribís o decidís relajaros y que salga lo que salga porque ya habrá tiempo de pulirlo?

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog

Revistas