Es un tú quien está en ti. Un tú distinto a ti, pero que depende de ti para su desarrollo. Un tú único e irrepetible, distinto de ti desde el momento de la fecundación. Un ser humano con genoma propio desde el primer momento, cuyo corazón ya late 65 veces por minuto en la semana 4, cuyo cerebro comienza a formarse en la semana 5, cuyos ojos se atisban ya en la semana 8 y que empieza a tener pelo en la semana 14. En definitiva, lo que hay en ti es un ser humano porque es un cuerpo humano vivo.
Revista Religión
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