La historia dice así:
«Hace unos años fui testigo de una excepcional reunión de negocios. El vicepresidente encargado del área de marketing de una compañía estaba muy emocionado. Con él se encontraba el representante líder de la organización. Era un chico que había ganado unos 60.000 euros. Las ganancias de otros representantes eran de unos 12.000 euros.
El ejecutivo se dirigió al grupo:
– Quiero que observéis atentamente a Harry Miradley. ¿Qué tiene Harry que vosotros no tengáis? Ha ganado cinco veces más que la media, pero ¿es Harry cinco veces más inteligente? Según nuestras pruebas de selección de personal no lo es. Lo he comprobado yo mismo y lo que muestran es que está en la media.
Y siguió:
– ¿Ha trabajado Harry cinco veces más duro que vosotros muchachos? Tampoco, de hecho se ha tomado más tiempo libre que la mayoría de vosotros. ¿Tenía asignada una mejor zona de trabajo? Otra vez la respuesta es no. ¿Ha tenido Harry una mejor educación? ¿Está más sano? Otra vez la respuesta es no. Harry es tan normal como cualquiera excepto por una cosa. La diferencia entre Harry y el resto de vosotros es que Harry pensó cinco veces más a lo grande».
David J. Schwartz continua en La magia de pensar a lo grande: «Me han preguntado millones de veces por qué si pensar a lo grande tiene tantas ventajas no todos pensamos así. Creo que tengo la respuesta: TODOS NOSOTROS, AUNQUE NO LO QUERAMOS RECONOCER, SOMOS EL PRODUCTO DE LOS PENSAMIENTOS QUE NOS RODEAN. Estos pensamientos no son grandes, al contrario, son pequeños. Alrededor nuestro ENTORNO intenta convertirnos en ciudadanos de segunda».
Te traigo aquí esta historia porque el próximo día 28 de mayo sale a la venta con Alienta Editorial (@alienta) mi próximo libro –del que daré cuenta más adelante– que lleva por título «Aprendiendo de los mejores» y subtítulo: Tu desarrollo personal es tu destino, y cuyo punto de partida es mi filosofía del Desarrollo Personal que he plasmado en la siguiente frase:
«No existen los límites, existen las limitaciones, y estas no están en las personas sino en los entornos que determinan nuestras creencias e influyen poderosamente en lo que una persona consigue. Las personas no llevan una vida de acuerdo a sus posibilidades reales sino a sus creencias mentales. Por eso, lo primero que debe aprender una persona es a creer en sí misma. El éxito antes que nada es un estado mental».De todo ello hablé en el post El alimento de la mente es el entorno, cuando Facebook compró Instagram, cuyo fundador fue Kevin Systrom. Tras el anuncio de compra, el español Bernardo Hernández (@berniehernie), Director de Producto de Google y Fundador de Idealista.com, decía en twitter:
– Conocí a Kevin el 2007, hoy tiene $400M, no hay mejor motivación para crear empresas que un buen set of exits cercano.
Y por mi parte contestaba en referencia a Jim Rohn:
– Somos una media de las 5 personas con las que más nos relacionamos... ¡Qué importante el entorno!
Kevin había vivido rodeado y empapado de un ENTORNO ganador o THINK BIG. La importancia del ENTORNO es tal que en el post Emprender en España dejábamos las palabras de María Garaña, Presidenta de Microsoft, en una conferencia:
– La diferencia entre Silicon Valley y España no es el talento. Es el ecosistema, el entorno.
El entorno no es otra cosa que la dirección en la que sopla el viento, a favor o en contra; el entorno no es otra cosa que la tierra en la que se cultiva, fértil o infértil; el entorno es algo parecido a escalar una montaña y tener a alguien que tira de ti hacia abajo o te empuja hacia arriba. En definitiva, la diferencia entre el cielo y el infierno; la diferencia entre tener resultados excelentes o ramplones.
Un entorno tóxico es como caminar por arenas movedizas; como conducir con el freno de mano echado. Por mucho que te esfuerces los avances son muy limitados. En los entornos estimulantes, el talento se expande; en los entornos tóxicos, el talento se contrae.
Si quieres que tu vida mejore, a lo mejor tienes que poner punto final –de la manera menos traumática posible– a relaciones y personas tóxicas, muchas de ellas, probablemente, de tu círculo de amistades y familiares. ¿Es fácil tomar esta decisión? No, tomar ciertas decisiones exige coraje y valentía. Desprenderse y dejar ir ciertas cosas para tomar otras. Ya sabes, vivir es elegir y elegir es descartar. ¿Merece la pena? Tú decides, pero no se puede tener un rendimiento 10 estando con gente que consume energía y te hace rendir al 50% de tus posibilidades. Ya lo dice un dicho popular: «Si vives entre codornices es muy difícil aprender a volar como las águilas».
* Hoy en Libros de Management (@librosdemanagem) puedes ver una reseña de Poderosamente frágiles, la primera novela de Pilar Jericó.
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