Somos seres sociales, vivimos inmersos en una sociedad que en la mayoría de los casos dicta nuestra forma de vestir, hablar, escuchar música, la manera general de comportarnos, etc.
Estamos expuestos a una contínua evaluación por parte del resto, ya que aún siendo una actitud reprobable, nos pasamos la vida mirando de reojo al vecino y juzgándolo.
Por eso los realitys que nos ofrecen diariamente en la televisión son tan seguidos, porque es como un escaparate abierto al público y con permiso de los protagonistas, para su juicio directo.
Muchas veces esta tendencia a mirar contínuamente lo que los demás hacen, dicen, cómo se visten, etc., responde a un vacío en la propia vida, o un empeño innato que tenemos en compararnos contínuamente, como si la vida fuera una competición con el resto de los humanos.
Porque "si yo no hago, tengo o soy mejor que mi vecino no soy feliz".
Por desgracia, en los niños ésto es aún peor, porque en ellos no existe el filtro que se supone que tienen los adultos del respeto, no tienen bien definidas aún las normas de convivencia, están aprendiendo a sociabilizar.
La empatía aunque en teoría debería ser algo normal en las personas, hay que enseñarla y trabajarla.
Por tanto, aún están aprendiendo a vivir con los demás y por supuesto a respetarlos, y por eso les cuesta más trabajo, no ser contínuos jueces de los demás.
Pero también les toca ser juzgados, y aquí es donde quiero poner mi hincapié.
Están desarrollando su personalidad, y aún no tienen la suficiente confianza en sí mismos, para no tener que seguir la corriente dictada, para saber que pueden ser ellos mismos sin depender de las miradas de los demás.
Y no es de extrañar porque los adultos tampoco lo somos en su mayoría.
Muchas veces, nos sorprendemos porque nuestros hijos tienen un comportamiento distinto en casa con respecto a la escuela.
Y no es que nuestro hijo nos esté mintiendo, sino que está actuando según lo que rige cada situación, está aparentando.
Es su manera de sociabilizar, siendo uno más, aunque eso no sea correcto, o él no sea de esa manera. Porque sino seguramente se enfrentaría al juicio de sus iguales, pudiendo ser incluso apartado.
Entrará entonces nuestra decisión que tanto escucho aquí en la escuela, cuando un niño se mete en problemas, y que en casa es de otra manera distinta.
Por favor, intentad que no se junte con tal o con cual, porque le están influyendo negativamente.
Aunque los padres no lo suelen decir de manera tan suave, sino más bien,
"No quiero que se junte con tal porque es un niño malo, o es un prenda o es un perla o muchas descalificaciones más".
Es verdad que sus iguales a ciertas edades influyen mucho en el desarrollo de la personalidad, porque son parte de su entorno y todo el entorno influye.
Pero si a un niño se le educa en respeto, valores, normas, si un niño tiene claro que tiene que ser como es, y esto nos toca a nosotros enseñarlo.
Si no ve en casa además de en el colegio esta contínua competición por ser lo más, por tener que destacar.
Si no ve en casa que juzgamos a los demás por cualquier cosa, no necesariamente, cambiará y será otra persona distinta en la escuela.
Por supuesto, es un niño y seguirá teniendo actitudes de niño, no se nos puede olvidar eso, porque a veces queremos que actúe como un adulto, o con la lógica de un adulto y no le dejamos hacer casi nada de niño, tema que veremos con más profundidad en otro post.
Si los adultos ya de por sí tenemos actitudes muy cuestionables, cuanto más no la tendrá un niño que aún está aprendiendo que está bien y que no.
Tengo niños que no necesariamente son distintos en casa que en el colegio. Son distintos dependiendo la gente de la que estén rodeada, o si hay mucha gente, cuando en el trato a solas es un niño correcto, pero que no deja de ser presa del entorno en distintos momentos.
Pero mírate por un momento adulto, cual es tu comportamiento en cada situación social que se te presenta.
¿Acaso tú no aparentas en muchas ocasiones actitudes que con las que no estás de acuerdo o no son correctas?
Los adultos tenemos la falsa creencia que ser niño es fácil, aún habiendo pasado por esa fase.
Quiero que entendáis que cuando ocurre algo en el colegio con nuestro hijo, no empieces culpando a las amistades, no culpes al entorno, ni tampoco hagas un juicio rápido de tu hijo por ese comportamiento.
Y como dije en el post Desautorizando a otros adultos delante de los niños, jamás pongas en duda las palabras de otro adulto,y menos delante de vuestro hijo, en concreto de un profesor cuando nos habla de cierta actitud de éste.
Más bien escucha qué ha ocurrido e intenta hablar con tu hijo, cuales son las circunstancias, y si no se encontraba en una situación donde formar parte del grupo superaba a su forma de ser real.
Corrígele si es necesario, dale las pautas correctas de comportamiento, pero no intentes cambiar su entorno, eso es imposible.
Y sobre todo, enséñale con tu ejemplo, ya que los niños se fijan en todo y más aún en lo que hacen sus padres que son el espejo donde mirarse, como ya comenté en el post Nuestros hijos reflejan fielmente nuestras actitudes erroneas, corrijámoslas para poder educar