Revista Pareja
Con frecuencia nos encontramos parejas donde la mujer, frente a los hijos, adquiere un rol tan dominante, que logra eclipsar a la figura del padre. Este tipo de madres, denominadas castrantes, acaban provocando verdaderos desesquilibrios en el desarrollo psicoemocional de sus hijos, porque a parte de ser absorbentes, tienen muy confundidos los valores educativos sobre los mismos. Se creen dueñas y señoras de sus hijos, los hacen madre-dependientes, no les importa que los hijos desarrollen un grado inferior de inteligencia, con tal de que se queden en casa haciéndola compañía. Suelen ser muy protectoras y viven solo y para sus hijos. Y en todo esto, ¿ el padre, dónde queda? En ningún lugar, pues para este tipo de mujeres, el hombre es un cero a la izquierda, que ellas mismas se encargan de anular y desprestigiar incluso delante de los hijos. Tal es así que los denigran, los infravaloran, los insultan delante de los mismos. En una palabra, los anulan. Cuando la figura del padre está anulada por una madre posesiva, los hijos terminan desarrollando un perfil esquizofrénico y de psicópata. Numerosos estudios llevados a cabo han demostrado que más de 9 de cada 10 jóvenes con algún problema de adicción, tienen una madre excesivamente protectora y un padre anulado o bien muy permisivo. Cuando la figura de la madre es excesiva y la del padre insuficiente, con toda seguridad, tenemos la fórmula perfecta para que el hijo salga un desequilibrado mental. La pregunta es ¿ qué puede llevar a una madre a anular a la figura del padre, aunque esto conlleve la enfermedad mental de su hijo?. Su propio egoísmo.