Los perros saben perfectamente cómo obtener nuestra atención: el ladrido, el lloriqueo, el gimoteo son algunas de las maneras que tienen. A que funciona ¿verdad?
Este comportamiento casi siempre tiene una reacción por nuestra parte: nos reimos, le acariciamos, le hablamos o, incluso, le llegamos a regañar. Todas estas acciones lo refuerzan.
En algunos perros esta actitud se convierte en un hábito y llega a ser muy molesto. Estos perros se quejan porque saben que van a obtener lo que quieren: la atención permanente de sus dueños.
Para tener este comportamiento bajo control aquí tenéis unas ideas que os pueden ayudar:
1/ Ignorar completamente al perro.
No prestando atención al perro, ese comportamiento no será reforzado. Esto es más difícil de lo que parece porque sonreír o mirar al perro ya es suficiente atención para él.
Si es difícil de ignorar, es mejor alejarse de él y, como mínimo, darle la espalda. Es decir, romper el contacto visual con el perro.
Hay que tener en cuenta que el ladrido o el gimoteo pueden ir a más en un primer momento, pero si se sigue ignorando, con el tiempo no se verán reforzados e irán disminuyendo.
Regañando y teniendo contacto visual el perro tiene lo que quería: la atención de su dueño.
3/ Si hay que prestarle atención, primero que se siente.
En ocasiones, no se puede ignorar al perro si lloriquea o ladra, como por ejemplo cuando es momento de salir. En lugar de ir a donde el perro, se le pide que se siente o se tumbe y se le recompensa por ello. De esta forma no se premia la conducta de atención.
4/ Premiar el comportamiento tranquilo.
Hay que estar atento cuando el perro no esté lloriqueando ni ladrando para recompensar con afecto ese comportamiento. El perro irá entendiendo que con el no ladrido/gimoteo tiene la atención que quiere.
A veces el perro no para de ladrar y se puede llegar a perder la paciencia. Un truco que se puede aplicar es realizar un sonido fuerte con una palmada o dejando caer un objeto, para que el perro se sobresalte durante unos instantes y poder premiar ese momento que no ladra.
6/ Construir una acción alternativa.
En situaciones en las que es probable que el perro se comporte de esta manera, es mejor proporcionar una opción alternativa.
Por ejemplo, si el perro se pone a lloriquear cuando el dueño habla por teléfono o con otra persona en la calle, se le puede dar su mordedor favorito antes de que empiece para que se entretenga. De esta forma se le podrá premiar por tener una conducta tranquila.
¿Tienes un perro que te demanda atención ladrando o gimoteando? ¿En qué situaciones lo hace?
¿Te ha gustado lo que has leído? Introduce un comentario y comparte el artículo. Además, te invito a que seas seguidor del blog.