Revista Coaching

Tú "ping", yo "pong".

Por Luis Siñol Bujons
Muchas personas recibimos una educación basada en universos cerrados y manejables: creamos un grupo cerrado de amistades, escogemos una pareja acorde a nuestro entorno o procuramos controlar nuestro pequeño universo laboral. En este post analizamos los sistemas cerrados, y descubrimos que son estables hasta que se ven sometidos a acciones externas. Es entonces cuando se pone a prueba nuestra habilidad de comunicación.
Dentro de los hechos avalados por el conocimiento, hay uno que por su simpleza llama la atención, y es la hipótesis de la teoría atómica: "todas las cosas están hechas de átomos, pequeñas partículas que se mueven en movimiento perpetuo, atrayéndose mutuamente cuando están a poca distancia, pero repeliéndose al ser apretadas unas contra otras". Esta hipótesis, a la que muchas veces no prestamos atención por lo sencilla que parece, es el motor que regula la potencia de nuestra vida.
Los estados de la materia de definen, por convenio, según la disposición en la que se encuentran sus átomos. A menudo nos parece que algunos cuerpos siempre se encuentran en el mismo estado, pero en realidad, el estado de la materia (sólido, líquido o gas) depende de la presión, la temperatura, y el volumen a los que está sometida, igual que nuestras emociones y estados de ánimo.
Tú
Vamos a hablar de gases: imaginamos un pistón como el de la figura en cuyo interior hemos introducido un gas. Aplicamos una fuerza exterior que nos permite aguantar al émbolo en una posición fija. Para facilitar las cosas, suponemos que los átomos del gas son pelotas de ping pong en continuo movimiento dentro de este "universo cerrado". Si no practicamos ningún efecto exterior (excepto aguantar el émbolo), estas pelotas están en continuo movimiento, y efectúan rebotes contra las paredes. Ahora vamos a jugar un rato:
  • Mediante un pequeño orificio lateral introducimos doble cantidad de gas y aguantamos el émbolo con toda nuestra fuerza para que no se mueva. Como el volumen del émbolo es constante, al haber doblado la cantidad de gas, hemos doblado su densidad (tenemos el doble de pelotas de ping pong en el mismo volumen). Ahora los impactos contra el émbolo se han multiplicado por dos y, por tanto, la fuerza que debemos realizar para que no se mueva el émbolo es el doble. Conclusión: si doblamos la densidad del gas, la presión que éste ejerce es el doble.
  • A continuación vamos a empujar el émbolo hacia abajo muy despacio. Esto es algo más complicado: cuando una de las pelotas choca contra el émbolo, y éste está descendiendo, en el choque, la pelota adquiere más velocidad. Podemos entenderlo de otra forma: si una pelota está parada y el émbolo la empuja, ésta pasa a moverse. Por tanto, al hacer descender el émbolo estamos dando más velocidad a las pelotas y éstas se calientan. Conclusión: al comprimir de forma lenta (proceso reversible) la temperatura de un gas su temperatura aumenta. 
Y ahora, Pops, pensad en lo siguiente: cada uno de vosotros sóis una de esas pelotas en el interior del Universo habitual en el que os manejáis. Si por cualquier causa aparecen más pelotas y, además, alguien empieza a empujar el émbolo, deberéis comunicaros con el resto de pelotas de ping pong, crear estrategias comunes, evitar la aparición de falsos líderes, discutir, defenderos...... ¿os viene bien, ahora, recordar conceptos como la resiliencia, el Método Científico, la dignidad o AIDA?. Unicamente las pelotas que saben comunicarse adecuadamente esquivan los efecto exteriores.
Tú
El comportamiento humano y las leyes de la fisica

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