Había llegado el instante que siempre mantuve oculto, supe en ese momento que me esperaba una tarea difícil donde la paciencia se reforzaba más. Tenia que mostrarte el camino de regreso para encontrarnos al final de esa escalera y decirte: Dibujo en silencio el rostro que retuvo mi mirada esa noche de febrero, donde las luces eran tenues y el cielo apenas se iluminaba con pequeñas estrellas que asomaban. Tu sonrisa se iluminó, sentí un deseo que por muchos años se había perdido.
¡Bienvenida!
Dejé en ese camino pequeñas señales para decirte de una forma diferente que esa era la forma de despertarte de esa oscuridad en la que estabas pérdida, llena de miedos.
Ese día llegó, si supieras como contuve mis ganas de gritar lo feliz que estaba en ese momento. Sabiendo que iba a ser yo quien termine de desprender el ultimo velo. Que íbamos a volver a hablar en ese idioma donde nadie puede interferir. Dibujo tu rostro en infinitas hojas, buscando esa perfección que solo tiene tu ser
Te observo, sonrío por lo que está sucediendo.
En la desesperación, la oscuridad no deja de atacar sin escrúpulos. Lo que nunca va a saber es que lo poderoso de esto, esta muy lejos de su zona de confort. No va a tener chance de arañar ni siquiera un pedacito, porque estamos mas allá de esta "realidad".
Llueve, te acaricio el pelo, respiro paz. Cierro mis ojos, viajo en el tiempo para llevarte el aroma, la voz y el abrazo que hoy te hace falta. Tu sonrisa no me engaña..