Juan Enriquez nos plantea en esta conferencia del TED una curiosa comparación entre los tatuajes y la información privada que depositamos en Internet. Esta información estará ahí para siempre, incluso después de muertos, y no habrá forma de deshacernos de ella. Son tatuajes electrónicos que nos confieren una especie de inmortalidad. Inmortalidad que, irónicamente, representa una amenaza para nuestras vidas.